Los agricultores y el gobierno vienen insistiendo en este punto desde hace varias semanas: "made in France" debe ser el centro de atención en los lineales de los supermercados. Aunque muchos productos lucen una bandera tricolor en sus envases, algunos productores no dudan en utilizarla a pesar del origen extranjero de sus materias primas. De los 1.000 establecimientos inspeccionados recientemente por Fraud Repression, se detectaron 372 anomalías, entre ellas 70 "graves, que se asemejan a prácticas comerciales engañosas", según el Ministro de Consumo.
Para Olivia Grégoire, entrevistada en Sud Radio, “necesitamos más transparencia sobre los productos transformados, debemos informar mejor a los consumidores” que eligen una referencia en relación a su precio, pero también en relación a su origen. Para informar mejor a los clientes en los lineales, el ministro “propone que los fabricantes, las asociaciones y también los distribuidores voluntarios colaboren a mediados de marzo en materia de transparencia”.
Sugiere, en particular, el establecimiento de una “puntuación de origen” que permitiría rastrear mejor los lugares de producción de alimentos. En concreto, se mencionaría el origen de los ingredientes “indicando qué es europeo o no, así como el país de origen y el lugar de fabricación”, precisa el despacho de Olivia Grégoire.
Para implementar esta iniciativa, el ministro “está dispuesto a llevarla a Europa el próximo año para desplegar este Origin Score” en todo el continente y “que se extienda” en otros países. Algunos distribuidores franceses ya habían lanzado iniciativas similares en el pasado, como Intermarché, Leclerc y Auchan. Queda por ver si volverán a jugar el juego de la transparencia con sus clientes.
