El Kremlin publicó el miércoles un decreto que elimina a la filial rusa del gigante agroalimentario francés Danone de la lista de empresas temporalmente bajo control estatal ruso. Esta decisión se produce cuando, según informes de prensa, Danone espera vender su filial rusa a un empresario vinculado al líder checheno Ramzan Kadyrov, un estrecho aliado del presidente ruso Vladimir Putin.
En julio pasado, Rusia emitió un decreto que otorgaba el control "temporal" de los activos rusos de Danone a la Agencia Federal Rusa para la Gestión de la Propiedad Estatal, una medida que Moscú presentó como reacción a las sanciones a las empresas rusas en el extranjero. Vladimir Putin firmó el miércoles un nuevo decreto anulando esta decisión.
El Kremlin no dio ninguna explicación y no quedó inmediatamente claro cuáles serán las consecuencias para el control de la entidad rusa de Danone, ya sea en la práctica o desde un punto de vista legal. La filial rusa del gigante alimentario ya ha cambiado de nombre y se ha nombrado a personas cercanas al Kremlin para dirigirla.
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El Financial Times escribió el mes pasado que el grupo francés esperaba vender sus activos rusos a Vamin Tatarstan, una empresa láctea rusa propiedad de Mintimer Mingazov, vinculada a Ramzan Kadyrov. Citando un documento enviado al Ministerio de Agricultura ruso y fuentes anónimas, el Financial Times estimó la transacción en 17,7 mil millones de rublos (177 millones de euros).
El año pasado, las autoridades rusas entregaron el control de Danone Rusia a Yakoub Zakriev, sobrino de Ramzan Kadyrov. Mintimer Mingazov fue nombrado entonces miembro de la junta directiva de la empresa, que pasó a llamarse Life and Nutrition. Esta adquisición, junto con la de la división rusa del fabricante de cerveza danés Carlsberg, provocó fuertes protestas en Occidente.
Desde la ofensiva en Ucrania del 24 de febrero de 2022 y las primeras sanciones económicas decretadas por Occidente, muchas multinacionales han abandonado Rusia y otras han suspendido sus actividades allí, en los sectores petrolero, automovilístico e incluso manufacturero de lujo. Rusia ha impuesto obligaciones estrictas a las empresas occidentales que pretenden abandonar el país. En particular, deberán vender sus activos rusos a un máximo del 50% de su valor de mercado.
