Setenta años después de Martine en la granja, la primera aventura de una niña que conquistaría hogares, Martine se explica en un libro serio, para sus fans que han crecido, y Martine se expone en una galería de París. Casterman Editions celebra este aniversario para actualizar a su heroína, como cada diez años.
Una década es poco tiempo en la vida de una heroína de 70 años. Pero los niños cambian todo el tiempo. Para cada generación, es su primer aniversario”, dijo a la AFP la directora del catálogo juvenil de las ediciones Casterman, Céline Charvet. La niña ya no goza de la misma popularidad que en su época de apogeo, entre los años 1960 y 1980, cuando se vendían más de un millón de sus álbumes al año. Pero sigue siendo una apuesta segura.
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Cuando el último de los 60 títulos publicados en vida del diseñador Marcel Marlier, “Martine y el príncipe misterioso” en 2010, reclamó casi 100 millones de ejemplares. Hoy en día, el total ha ascendido a 120 millones en francés y 50 millones en otros idiomas. Detrás de este éxito se esconde el trazo delicado, la extrema precisión, los tonos pastel y, sobre todo, la habilidad para captar las emociones infantiles del artista.
“Lo que hace vivo el recuerdo son los dibujos grabados en la retina, y no la historia, que las madres o abuelas que leían Martine a sus hijos ya no podían contar en sus cabezas”, según Charvet. Dos investigadores que profundizaron en los archivos de Casterman, Florian Moine y Sylvain Lesage, la describen como "la hermana pequeña de Tintín", creada por dos belgas, y que se ganó el corazón de los franceses. Sin embargo, "es objeto de un sorprendente desinterés crítico ante la inmensidad de su éxito comercial", señalan.
En un artículo para la revista Strenae de 2023, revelan los magros derechos que recibió el diseñador Marcel Marlier: “1,75% (y aun así, sólo más allá de 175.000 ejemplares vendidos)” en 1979, “3 % (más allá de 130.000 ejemplares) ” en 1989. Hoy en día, incluso un ilustrador principiante tendría dificultades para aceptar tal remuneración. El padre de Martine no quería hacerse millonario. Cuando en 1997 el propio Michael Jackson se reunió con Marcel Marlier para comprar sus dibujos, éste se negó. En cuanto al guionista Gilbert Delahaye, también poeta, Martine era para él una actividad paralela. Basó sus tramas en las ilustraciones.
Ambos nombres están escritos en las portadas de todos los álbumes, incluidos aquellos que Gilbert Delahaye, fallecido en 1997, no vio en absoluto. Este es también el caso de Martine en París, publicada el miércoles, donde la heroína visita la capital. Las ilustraciones son mezclas de dibujos de archivos y fotografías. En realidad, la historia está escrita por Rosalind Elland-Goldsmith, una franco-británica que ya ha reescrito las antiguas “Martine” para simplificarlas y eliminar los estereotipos más obsoletos.
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Marcel Marlier es la verdadera estrella de este 70º aniversario. La Galerie Gallimard, en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, expone originales, incluidos algunos inéditos, desde el miércoles hasta el 11 de abril. Artcurial pondrá a la venta 12 gouaches originales el 10 de abril. A diferencia de Tintín, esto está al alcance de los aficionados corrientes: la estimación más alta del dibujo mejor valorado, la portada de Martine à la montagne de 1959, es de 8.000 euros.
Casterman también publica el miércoles Martine, la eterna juventud de un icono, un hermoso libro que explora el mundo de la niña, sin evitar algunas preguntas embarazosas. “Los álbumes de Martine han sido a veces criticados por perpetuar, hasta hace poco, un tipo de educación fuertemente sexista”, escribe el autor, Laurence Boudart, director del Archivo y Museo de Literatura de Bruselas. Pero “cuando compite contra los chicos corriendo, nadando o esquiando, ¡siempre gana ella!”
