En el oeste de los Estados Unidos, Nevada es una visita obligada para los viajeros que visitan la famosa ciudad de Las Vegas. Pero sería desafortunado limitar al estado al escandaloso frenesí de “Sin City”. La mejor manera de evitar las multitudes y descubrir su autenticidad es cruzarla en coche, en dos días, tomando la autopista 50. Apodada la carretera más solitaria de Estados Unidos en un artículo de la revista Life de 1986, atraviesa 13 estados en 4.859 kilómetros, incluido un porción en Nevada en la antigua ruta Pony Express. Un viaje de 515 kilómetros, desde Carlson City hasta Ely, que gustará a los amantes de la naturaleza y la historia.
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Recorrido: 278 kilómetros.
Carson City marca el inicio del viaje. Pero antes de salir a la carretera y abandonar (casi) toda civilización, sería una pena no tomarse el tiempo para pasear por la capital y visitar el Museo del Estado de Nevada para vislumbrar el rico pasado del “Estado de Plata”. En concreto, descubrimos una réplica de un pueblo minero y su mina subterránea.
Dejamos ahora Carson desde el Este para conducir en línea recta por la autopista 50 durante 25 minutos, hasta Dayton, parada obligatoria para los amantes del Salvaje Oeste. Los mineros de oro y los colonos alguna vez invadieron la ciudad, atraídos por la promesa del oro. El antiguo pueblo minero es especialmente famoso por ser el escenario de la película The Misfits estrenada en 1961 con las estrellas de la época: Clark Cable, Marilyn Monroe y Montgomery Clift. Hoy en día, Dayton no ha perdido su esplendor y ha conservado un espíritu antiguo con sus antiguas aceras de madera y edificios de época que disfrutamos admirando antes de volver a la carretera.
Un espejismo amarillo parece aparecer a lo lejos. No es ni la sed de oro ni un efecto óptico que distorsiona la realidad tras 1h30 de conducción, sino un desierto en medio de Nevada. En los siguientes tres kilómetros se elevan auténticas dunas de 180 metros de altura. Un panorama a primera vista desconcertante, pero eminentemente impresionante que disfrutamos inmortalizando en imágenes o escalando para los más deportistas.
Para recuperarse de las emociones antes de un merecido descanso en la ciudad de Austin, que no debe confundirse con su homóloga de Texas, repostaremos en Fallon para cenar, en el único lugar abierto de la zona, la estación Middlegate (42500 Austin Carretera, Fallon). Un lugar inusual donde una decoración increíble se amontona delante de la entrada con coches oxidados y billetes de todo el mundo cubriendo el techo. En la carta, sándwiches y, sobre todo, la gigantesca Monster Burger. Quien se atreva a asumir el reto de devorarlo entero recibe una camiseta en recuerdo de la hazaña culinaria.
Es con el estómago demasiado lleno que iniciamos el viaje de última hora para llegar a Austin y quedarnos dormidos en los brazos de Morfeo en el encantador Cozy Mountain Motel o Paradise Ranch Castle, a sólo 20 minutos en coche del centro de la ciudad, en un Castillo de inspiración medieval donde se puede admirar la Vía Láctea en la terraza de la azotea.
Recorrido: 237 kilómetros.
La ciudad de Austin no es muy grande, pero todavía se respira un ambiente occidental en sus calles. Al no poder encontrarnos cara a cara con John Wayne, nos consolamos abriendo las puertas de las tres iglesias del siglo XIX y de las pocas tiendas con escaparates auténticos.
Una hora más tarde, el sentimiento de soledad termina al llegar a Eureka. Antiguamente una bulliciosa ciudad con una población de casi 10.000 habitantes en 1878, el cierre de las minas provocó una disminución del número de habitantes, que hoy son unos 400. Sin embargo, Eureka puede presumir de tener varias joyas arquitectónicas, como una ópera de ladrillo inaugurada en 1880 y el interesante museo Eureka Sentinel. Ubicado en el antiguo local del periódico del mismo nombre, exhibe, entre otras cosas, una sala de prensa original de la década de 1860 con paredes cubiertas con portadas de la época.
Sólo tendrás que conducir una hora más para llegar a nuestra última parada en la Ruta 50, el pueblo de Ely. Una de las principales atracciones por descubrir es, una vez más, un museo. El Museo del Ferrocarril del Norte de Nevada ha conservado una gran cantidad de trenes y locomotoras que alguna vez sirvieron a las minas de cobre de la región. Incluso es posible subir a un auténtico tren de vapor, sólo en determinadas fechas. No olvidaremos pasar por la farmacia Ely's Economy Drug para coger ibuprofeno o curitas si fuera necesario, pero sobre todo para saciar nuestra sed en esta soda a la antigua usanza. Pedimos una de las bebidas icónicas, el Lime Rickey, elaborado con jugo de lima, almíbar y agua con gas, para felicitarnos por haber completado este viaje por la carretera más solitaria de América.
Asegúrate de llenar gasolina y llevar suficiente agua y algo de comida antes de partir. Es mejor planificar con antelación, es posible recorrer más de cien kilómetros entre dos ciudades. Asegúrese de que el vehículo esté en buenas condiciones con los neumáticos inflados a la presión óptima y que haya una rueda de repuesto en el maletero en caso de inconveniente.
La red telefónica es casi inexistente en este tramo de carretera. La radio sólo recibe canales de música country o religiosa, puede ser conveniente preparar una lista de reproducción.
Consigue el Guía de Supervivencia, un pasaporte que podrás sellar durante las diferentes etapas de la ruta y una excelente excusa para iniciar una conversación con los lugareños. Puedes solicitarlo antes del viaje en la página web de la oficina de turismo de Nevada o in situ en los centros de información turística de la región. Una vez completado, le permite recibir un certificado oficial de “sobreviviente” de la Ruta 50.
Más información: travelnevada.com.
Como ir ?
El Aeropuerto Internacional de Las Vegas es el punto de llegada más cercano a la autopista 50. Allí puedes recoger un coche de alquiler, previamente reservado, por menos de cien dólares durante 2 días.
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