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Elecciones en Taiwán: China derrama su propaganda en las redes sociales

Tiene todo lo de un vídeo de campaña normal y corriente.

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Elecciones en Taiwán: China derrama su propaganda en las redes sociales

Tiene todo lo de un vídeo de campaña normal y corriente. Esta pastilla adopta todos los códigos de las redes sociales: corto, filmado en vertical, su mensaje transcrito en gruesas letras amarillas. El candidato del PPD y favorito de las encuestas en la carrera presidencial taiwanesa, Lai Ching-te, habla frente a una audiencia de cámaras durante un viaje. Pero sus palabras sorprenden. El hombre de 64 años critica abiertamente a sus dos oponentes, yendo en contra del tono cortés que intenta utilizar desde el inicio de su campaña.

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Si lo miramos más de cerca, el vídeo es falso. El método es bien conocido: se trata de un deepfake, una contracción de deep learning y fake, o “hyperfaking” en francés. Los rasgos físicos, las expresiones faciales y la voz de la persona son reproducidos por inteligencia artificial para hacerle pronunciar un discurso que no es el suyo. El candidato niega haber hecho tales comentarios pero el daño ya está hecho. Y esta no es la primera vez que se utiliza un proceso de este tipo en la campaña. El candidato del Partido Popular de Taiwán (TPP), Ko Wen-Je, corrió la misma suerte con grabaciones falsas de su voz en las que acusa a su oponente Lai de pagar extras para llevarlos a sus mítines.

Después de la campaña del Brexit en Gran Bretaña, el escándalo de Cambridge Analytica en Estados Unidos o, más recientemente, las elecciones presidenciales en Argentina, le toca a Taiwán sufrir una campaña de desinformación en vísperas de las elecciones presidenciales y de las elecciones legislativas previstas para 13 de enero. Los deepfake, la información falsa, los vídeos de propaganda e incluso los chantajes con vídeos pornográficos se han convertido en algo habitual en las redes sociales taiwanesas. Pero es TikTok, propiedad de la empresa china Byte Dance, la que más preocupa a las autoridades.

En apenas unos años, la red social para compartir vídeos se ha convertido en un canal propicio para la propagación de información falsa entre los taiwaneses. Para Jonathan Sullivan, especialista en China y profesor de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido, “Tik Tok es una excelente herramienta de propaganda”. La información que allí se encuentra “descontextualizada, viral e imposible de desmitificar rápidamente”. Su orden de aparición en las noticias está “dictado por un algoritmo secreto”.

El investigador británico considera "probable" que los datos dejados por los internautas sean visibles para el Gobierno de Pekín debido a los estrechos vínculos entre las empresas chinas y el Partido Comunista. Esta colección serviría para “comprender cómo las personas son influenciadas y cómo piensan”, según Samantha Hoffman, del Australian Policy Strategy Institute (ASPI) citada por los investigadores del INSERM Paul Charon y Jean-Baptiste Jeangène Vilmer en su informe: “Chinese influence operaciones” (2021).

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Estos datos personales se utilizan luego para llevar a cabo campañas de desinformación dirigidas a Taiwán. Pero estas redadas no siempre son llevadas a cabo por personas que ocupan altos cargos en el aparato estatal chino. Los ciudadanos chinos comunes, llamados “voluntarios”, pueden hacer esto, según Sullivan. Y para este año electoral la estrategia ha cambiado. Anteriormente, estos internautas se contentaban con difundir propaganda partidista en las redes. Ahora están “utilizando sus recursos para amplificar la desinformación y el contenido controvertido creado por los propios taiwaneses. »

Es difícil no ver la mano del gobierno de Pekín detrás de esta estrategia de desestabilización organizada en Tik Tok y otras redes sociales como Facebook o Line, mucho más populares entre los habitantes de la isla. "China tiene un sistema sofisticado y denso para crear y difundir información errónea en el entorno informativo de Taiwán", explica el experto británico.

Añade, sin embargo, que “los resultados nunca fueron muy significativos. » Nada prueba la eficacia de los mensajes propagandísticos con este objetivo privilegiado. Para Tanguy Lepesant, investigador del Centro francés para el estudio de la China contemporánea y especialista en la juventud taiwanesa, basta observar la popularidad de Ko Wen-je entre los jóvenes. Acreditado con entre el 30 y el 50% de las intenciones de voto entre los menores de 30 años, supera con creces a sus competidores.

El candidato del TPP no es amable con el gobierno chino, que prefiere al candidato del Kuomintang (KMT), un partido “aún en manos de una vieja guardia conservadora y mayoritariamente partidario de la unificación con China”. ". Por el contrario, "los bajos niveles de intención de voto que el KMT sigue registrando entre los menores de 30 años (por debajo del 20%) son una señal del fracaso de los intentos de China de influir en este segmento de la población", analiza Lepesant.

Los jóvenes taiwaneses están lejos de dejarse engañar. Plenamente conscientes de navegar en un mundo digital saturado de información sesgada y errónea, parecen “inmunes […] y muy buenos para discernir los hechos de la ficción en línea”, según Jonathan Sullivan. El gobierno taiwanés, con su estrategia nacional de verificación de datos, apuesta por la vigilancia y la “resistencia” de los ciudadanos para contrarrestar el flujo de información falsa en las redes sociales.

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Su primera iniciativa en este ámbito vio la luz en 2015. El ingeniero informático taiwanés Charles Yeh lanzó MyGoPen, un chatbot en línea que recibe artículos falsos de los internautas. Luego los envía a un equipo de fact-checkers, periodistas responsables de verificar información falsa.

Tres años más tarde, se creó la ONG Taiwan FactCheck Center con un propósito similar. Se destacó durante la crisis del Covid-19 con la iniciativa “Corona Virus Fact Alliance”. Esta coalición reunió a 100 verificadores de datos de todo el mundo que corrigieron más de 17.000 informaciones falsas sobre el virus. Fuera de línea, ahora se imparten cursos de educación mediática en escuelas, pueblos y templos para reconocer las noticias falsas con el lema: “humor más que rumor”, en palabras de la ministra de Asuntos Digitales, Audrey Tang.

Sin embargo, todas estas iniciativas no logran frenar la ola de desinformación en línea. A pocos días de unas elecciones presidenciales en el centro de las tensiones diplomáticas entre Taiwán y su poderoso vecino, el gobierno está preocupado por su posible impacto en las urnas. De ello depende la supervivencia del país, frente a una China que espera recuperar la isla a su corazón a costa de una guerra híbrida que mezcla manifestaciones militares y presiones psicológicas.

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