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Élisabeth Borne ya saca el 49,3

Se esperaba el 49,3.

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Élisabeth Borne ya saca el 49,3

Se esperaba el 49,3. No pasará mucho tiempo. El miércoles por la tarde, apenas tres días después de la reanudación de los debates en la Asamblea Nacional, Élisabeth Borne subió al podio del Palacio Borbón para sacar, por primera vez en una sesión parlamentaria, el arma constitucional tan temida por la oposición. Aunque los debates sobre la ley de programación de las finanzas públicas habían comenzado un poco más temprano por la tarde, el Primer Ministro apareció en la Cámara poco antes del final de la sesión, alrededor de las 23.55 horas.

Bajo los silbidos de Nupes, el jefe de Gobierno habló muy brevemente, estimando que “la discusión sobre este texto” había “comenzado hace catorce meses”, durante la primera lectura. “Como siempre, intentamos encontrar puntos de acuerdo con la oposición. Observo que más allá de la mayoría presidencial, ningún grupo desea votar por este texto esencial”, continuó. Aplaudido por los diputados del campo presidencial, e incluso -no sin ironía- por algunos nupes que imitaron a sus colegas, el jefe de Gobierno concluyó con estas palabras: "No podemos correr el más mínimo riesgo, por lo que insto a la responsabilidad de mi gobierno."

La reacción colectiva de Nupes es inmediata. Unos minutos más tarde, los distintos presidentes de grupo de la alianza de izquierdas convocaron a la prensa en la Sala de las Cuatro Columnas y anunciaron que presentaban una moción de censura. "La Primera Ministra abre su temporada del 49,3, nosotros abrimos nuestra temporada de mociones populares de censura", criticó la jefa del grupo Insoumis, Mathilde Panot. "El Gobierno depende en un 49,3% y es totalmente adicto a la violencia cometida en el Parlamento", criticó Boris Vallaud, presidente del grupo socialista. Su moción de censura, que salvo sorpresas no tiene posibilidades de ser aprobada, se debatirá el viernes por la noche.

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La decisión de Élisabeth Borne era predecible. Antes de entrar en el examen del presupuesto y del proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social (PLF y PLFSS), que animará el hemiciclo hasta Navidad, el Gobierno deseaba que se aprobara este texto que define la trayectoria presupuestaria de Francia para los próximos años. El pasado diciembre fue rechazado en primera lectura en la Asamblea Nacional, privando al país de 11.000 millones de euros en créditos europeos. Antes de ser adoptado en el Senado. En septiembre pasado, el Gobierno deseaba absolutamente que se aprobara este proyecto de ley para recibir los 19.000 millones (en total para 2023 y 2024) de fondos. Pero también, con el objetivo de tranquilizar a los mercados financieros y no correr el riesgo de una rebaja de la calificación de Francia, sinónimo de una posible explosión de los tipos de interés públicos.

Así, desde hace varias semanas, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, pide a los parlamentarios que este texto, que no se considera una ley presupuestaria, sea votado por la oposición. Pero dadas las reticencias de una mayoría de los electos republicanos y el deseo del grupo Agrupación Nacional de abstenerse - una "trampa", consideró el Estado Mayor macronista -, el ejecutivo prefirió sacar a relucir la tarjeta 49,3.

El Presidente de la República también había convocado una sesión extraordinaria para no “desperdiciar gratuitamente” su único cartucho 49,3 por sesión ordinaria para este texto de baja intensidad política. El primero de una larga serie, que continuará durante todo el otoño, sobre todos los textos presupuestarios. “Probablemente habrá alrededor de diez 49,3 dependiendo del progreso de los debates. (…) Mi responsabilidad como ministro de Cuentas Públicas es dotar al país de un presupuesto antes de fin de año”, advirtió el jueves Thomas Cazenave en LCI.

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Desde junio de 2022 y los resultados de las elecciones legislativas, el gobierno sólo tiene una mayoría relativa en la Asamblea Nacional. Una situación que le obligó a sacar 49,3 once veces durante el primer año de legislatura, incluida una sobre la muy controvertida reforma de las pensiones. Un escenario que las oposiciones esperan que se repita muchas veces de aquí a fin de año. Y que no dejan de denunciar.

En la Asamblea Nacional, el miércoles por la noche, lo hicieron en gran medida, en un recinto parlamentario que, sin embargo, estaba más tranquilo de lo habitual. Primero, durante la moción de desestimación previa, defendida por la socialista Valérie Rabault, y ampliamente rechazada. Luego, a través de los diferentes discursos, durante la discusión general. “Minorías, por tanto, autoritarias”, denunció en particular la insumisa Marianne Maximi. Una "herida democrática", para el comunista Nicolás Sansu, que cree que iniciar así la sesión parlamentaria "es irresponsable y augura mal para el futuro". Antes de que el vicepresidente de la Asamblea RN, Sébastien Chenu, interrumpiera la sesión. Y que Yaël Braun-Pivet no tome el relevo, para que Élisabeth Borne hable. Que por tanto lanza oficialmente la temporada de 49.3… y mociones de censura.

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