Si bien en el presupuesto de 2024 ya está previsto un fondo de emergencia de 20 millones de euros, el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, indicó este jueves que estaba trabajando en ayudas adicionales para los viticultores en dificultades. En particular, se está estudiando una medida para arrancar temporalmente las vides a partir de 2024 y la posible incorporación del fondo preexistente.
Para responder a las “solicitudes de ayuda temporal, de emergencia, en términos de tesorería”, el ministro mencionó en una entrevista a la radio France Bleu Hérault el fondo de 20 millones de euros ya previsto en el presupuesto. “Sin duda será necesario ampliarlo”, afirma el gerente, que durante el día visitará la feria especializada Sitevi en Montpellier. “Alinearemos las cosas según las necesidades”, declaró también Marc Fesneau, refiriéndose a hasta 60 millones de euros. Este fondo podrá contener la medida del “año en blanco” solicitada por la profesión, es decir, la transformación de las anualidades de los préstamos bancarios para el año 2024 en préstamos de seis a ocho años con el pago de intereses por parte del Estado, afirmó el ministro. También mencionó una medida de “arranque diferido” a partir de 2024 que “permitirá arrancar temporalmente las vides” para replantarlas “en cuanto el mercado se haya estabilizado”.
Leer también Ante la crisis, miles de viticultores del Sur piden acción estatal
Para ello, el Gobierno tendrá que pedir permiso a Bruselas. “En este contexto solicitará una reunión de trabajo con la Comisión (Europea) y profesionales para que las herramientas puedan estar operativas en este sentido”, precisó su despacho. Entre una sucesión de peligros climáticos en los últimos tres años, la propagación del mildiú en algunos viñedos este año, el aumento de los costes y la continua disminución del consumo de vino, algunos viticultores se enfrentan actualmente a importantes dificultades, en particular de flujo de caja. Ya se han puesto en marcha varias medidas, empezando por una dotación de 200 millones de euros para la “destilación de crisis”, destinada a destruir tres millones de hectolitros de excedente.
El Estado también prevé dedicar 30 millones de euros, o incluso 38 millones si fuera necesario, a un plan de arranque sanitario de vides en Burdeos.
