Francia vio aumentar su producto interior bruto (PIB) un 0,5% respecto al trimestre anterior, apoyado por el comercio exterior, mientras que el consumo de los hogares se contrajo, informó el INSEE el jueves, confirmando una estimación inicial. Este repunte de la actividad económica francesa entre abril y junio se produce tras una atonía (0% de variación) del PIB en el primer trimestre, cuyo crecimiento fue revisado a la baja en 0,1 puntos por el Instituto Nacional de Estadística.
Se basa en el buen comportamiento del comercio exterior, aunque las importaciones fueron superiores a las estimadas inicialmente, especialmente de productos energéticos. Por otra parte, el consumo de los hogares, tradicional motor del crecimiento, cayó un 0,5%, influenciado por un marcado descenso de los alimentos (-2,8%), todavía afectado por una inflación de dos dígitos.
Al mismo tiempo, tras haber aumentado ligeramente el poder adquisitivo de los hogares, gracias a la reducción de los impuestos y al aumento de las prestaciones sociales, la tasa de ahorro aumentó hasta el 18,8%, frente al 18,2% del trimestre anterior, una mala señal para consumo. La inversión empresarial cayó ligeramente (-0,1%), arrastrada por el sector de la construcción, en un contexto de subida de tipos de interés destinada a luchar contra la inflación.
