Su testimonio ante el tribunal federal de Manhattan estuvo incierto hasta el último momento. Después de doce días de juicio, Sam Bankman-Fried finalmente compareció el viernes ante el jurado, que deberá juzgar si el fundador de la plataforma de intercambio FTX es culpable o no –entre otras cosas– de haber defraudado al retirar fondos de su clientes. Él jura que no, sólo reconoce “errores”. ¿Es el más grande? "No haber creado un equipo de gestión de riesgos dedicado".
Su línea de defensa consiste en gran medida en culpar al ex director legal de FTX y a la firma de abogados consultores que lo apoyaron. Durante una audiencia técnica - sin jurado - de tres horas de duración la víspera, destinada a juzgar la admisibilidad de su testimonio, Sam Bankman-Fried se mostró muy incómodo con algunas preguntas del fiscal. Tics lingüísticos, vacilaciones e incluso francos fallos de memoria sobre determinadas conversaciones, sobre la firma de diversos documentos o sobre los motivos por los que activó la función de borrado automático de mensajes en la plataforma Signal utilizada para comunicarse con su guardia cercana.
“¡Sea más claro!”, le dijo el juez Lewis Kaplan. Al hacer testificar al acusado principal, la defensa hizo todo lo posible, después de una serie de testimonios condenatorios de sus antiguos colaboradores y amigos cercanos. Todos admitieron haber cometido delitos financieros a petición del ex director general. Se espera que los argumentos y las deliberaciones comiencen la próxima semana.
