De los pubs irlandeses conocimos, entre otras cosas, la vieja balada de Tim Fin Negan, la historia del albañil que cae de su escalera, borracho como un barril, y muere instantáneamente. Durante el velorio, el difunto resucita tras unas gotas de whisky derramadas inadvertidamente en su ataúd. Se levanta y celebra con sus anfitriones. ¡Mucha diversión! En el Irish Celtic, Spirit of Ireland, diseñado por Toby Gough, no habrá velorio, pero sí whisky Jameson, Guinness y bailes tradicionales.
Durante dos horas (con un intermedio para saciar la sed), la música celta (violín, piano, gaita, guitarra, flauta, acordeón, bodhràn, etc.) fluirá hasta tus oídos. Este “musical” te dará ganas de beber y levantarte de la silla. Hay una historia en este espectáculo. Está narrado por Toby, un posadero impagable que quiere jubilarse. Quiere dejar las llaves de la taberna a su hijo inútil, salvo que él, como todos los irlandeses, tiene ritmo en los pies: sabe claqué con sus “zapatos pesados”. Para hacerse cargo del negocio, primero debe encontrar a una bella mujer irlandesa.
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Toby, el narrador, entre dos sorbos de cerveza y tres tragos de whisky, cuenta la historia de su establecimiento vinculado a su abuela, superviviente del Titanic. Ella fue quien abrió este pub de Dublín, el Irish Celtic. “ El pub es para los irlandeses lo que la Torre Eiffel es para los franceses”, nos dice. No es falso. Catorce bailarines extraordinarios harán “jigging” hasta caer. Sopladores de aire. En un entorno que desearíamos que fuera tan real como nos gustaría pasar allí nuestros días y nuestras noches, los niños y niñas interpretan ballets espectaculares. Son divertidos estos bailes tradicionales. Esta forma de cruzar las piernas y mantener recta la parte superior del cuerpo. Sobre todo, no muevas el tronco ni los brazos. Un lado pingüino que, sin embargo, no carece de gracia.
Nunca nos cansamos del “set” o step dance”, esa coreografía donde los bailarines se alinean y realizan los mismos movimientos al ritmo de sus zapatos de claqué. A veces hay momentos de descanso en los que Conor Joseph Mallon cautiva el pub con su gaita. Paisajes enteros (acantilados, bahías y llanuras, montañas y ríos) desfilan luego por el cerebro del público. También hay que saludar a Ciaran Cooney, el notable guitarrista y cantante del grupo liderado por el pianista Anthony Davis. Todo esto es encantador y nos invita a hacer un viaje de regreso en Aer Lingus.
Irish Celtic, Spirit of Ireland, en el Palais des congrès (París 17), el 14 de abril y de gira hasta el 16 de abril. www.irish-celtic.com
