En cuanto a vacaciones, hay dos escuelas. Aquellos que apuestan sólo por los meses de julio-agosto y otros que prefieren disfrutar de su verano de forma poco convencional y apuntan en su lugar al mes de septiembre. Originalmente eran jubilados, estudiantes, parejas sin hijos (o muy jóvenes), autónomos, en su mayoría. "¡Pero hay más que eso!", afirma Jean-Pierre Mas, presidente de Travel Companies, sindicato que representa a casi todas las agencias de viajes, y que detecta una verdadera tendencia subyacente. “Ahora bien, esto concierne a casi todos aquellos que no están obligados a marcharse en agosto. Más del 10% respecto a 2019”, revela. Los septembristas esperan poder disfrutar de los lugares más bellos sin aglomeraciones, un clima más templado y precios mucho más asequibles que en temporada alta.
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"En cuanto al precio, en realidad es sólo una cuestión de oferta y demanda", resume Frédéric Pilloud, director de marketing y comercio electrónico de MisterFly. Entiéndalo: cuanta más gente quiera viajar, como ocurre en julio y agosto, mayor será la demanda y mayores los precios. Cuando, en septiembre, la vuelta al cole exige, cae el pico de demanda y con él, la curva de precios. “Ya sea en transporte o alojamiento, puede pasar de simple a duplicarse”, añade.
La compañía aérea Transavia lo confirma: el precio medio de un viaje de ida y vuelta a Roma fue de 255 euros en julio-agosto, frente a 130 euros en septiembre. En tiempos de inflación, y cuando el presupuesto de los franceses se vuelve cada vez más ajustado, aprovechar los precios reducidos de septiembre parece ser LA buena idea para obtener más beneficios. “En julio-agosto, como la gente paga mucho por el alojamiento, presta más atención a los demás gastos. En septiembre, como es más barato, es más probable que vayan a restaurantes o museos”, describe Didier Arino, director general asociado de Protourisme.
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Razón número dos para preferir salir cuando los niños regresan al colegio: el clima. “En general, en septiembre el tiempo es más suave pero sigue siendo veraniego”, continúa Didier Arino. Cuando los veranos (julio-agosto) están cada vez más marcados por episodios de olas de calor, consecuencia directa del calentamiento global. El verano de 2023 fue el más caluroso jamás medido en el mundo, según el Observatorio Europeo Copérnico. En julio de 2022, se batió el récord mundial de calor con 54,4 °C registrados en Furnace Creek, en el Valle de la Muerte, California. En 2021, Grecia experimentó su “peor ola de calor desde 1987”, con temperaturas de alrededor de 45°C. “Los franceses, que han tenido una mala experiencia a causa del calor de los últimos veranos, ahora prefieren septiembre”, relata Jean-Pierre Mas. Aunque este año septiembre también está experimentando un episodio de calor sin precedentes. 44 departamentos estaban en alerta por ola de calor el martes 5 de septiembre. El lunes 4 fue el día más caluroso observado con una temperatura promedio de 25,1°C.
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En septiembre, los viajeros también esperan evitar las aglomeraciones, las playas y restaurantes abarrotados, las largas colas, los atascos en las carreteras, los desplazamientos para encontrar aparcamiento, pero también “los hijos de otros”, afirma Jean-Pierre Mas. "Algunos turistas prefieren septiembre para no encontrarse rodeados de niños en la piscina". Por último, pero no menos importante, ¡septiembre también significa evitar el estrés de la vuelta al cole!
