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Nuestra reseña de Un día especial: el heroísmo según Laetitia Casta y Roschdy Zem

Sobre todo, no nos dejemos llevar por la tentación de trasladar a toda costa la obra de Lilo Baur a la película de Ettore Scola estrenada en 1977, sería un error muy innecesario.

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Nuestra reseña de Un día especial: el heroísmo según Laetitia Casta y Roschdy Zem

Sobre todo, no nos dejemos llevar por la tentación de trasladar a toda costa la obra de Lilo Baur a la película de Ettore Scola estrenada en 1977, sería un error muy innecesario. Así que, cuando conozcamos a Antonietta, olvidemos a Sophia Loren, diosa de la pantalla, y concentrémonos en Laetitia Casta, nueva intérprete de la madre exhausta, exprimida y engañada por Emanuele (Juan Bellviure), su marido fascista. Nada más aparecer en escena, la actriz -ceñida por un vestido descuidado, desaliñado, zapatillas viejas...-, sí, nada más aparecer, brilla la triste ama de casa, despojada de su esplendor natural.

Estamos en los albores de un día muy especial. Este 6 de mayo de 1938, el Duce recibe al Führer con gran fanfarria y en la casa la emoción está en su apogeo. Puede que Antonietta alce la voz, pero los niños, que ya son pequeños mosqueteros con camisas marrones, siguen discutiendo. La familia vive en un apartamento grisáceo en un edificio estatal verdoso. La decoración es sencilla, como la vida bajo el Duce. La primera escena tiene lugar en la modesta cocina. Una mesa, una silla, una estufa, una ventana que da al patio, una lámpara cansada, una suspensión de contrapeso que desciende del techo.

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Sin decir una palabra, Antonietta prepara el desayuno, abrillanta las botas de su marido y plancha por última vez una camisa negra. Es la mujer común y corriente que logra más de lo que se le da a las mujeres comunes y corrientes: es la esposa a órdenes que no tiene tiempo, ¡oh no!, para soñar. Está enjaulada como Rosmunda, su miná que no deja de graznar “¡Atoneta! ¡Atoneta! ". Pero logra volar y aterriza en el alféizar de la ventana del vecino de enfrente. Punto de partida de la aventura, una salida efímera al problema de vivir en un mundo tan árido como este mundo fascista.

Laetitia Casta no se obliga a tocarnos. Tiene una torpeza natural; sus palabras intentan expresar su consternación mientras la camuflan. Su vida se parece a esa media de hilo que le avergüenza. De repente, los tabiques de la cocina se vuelven sobre sí mismos y estamos en el apartamento vacío de Gabriele. El presentador de radio despedido por su homosexualidad es interpretado por Roschdy Zem. Él conoce su destino: esta noche alguien vendrá a buscarlo. Será deportado. Cuando Antonietta toca el timbre, Gabriele tiene el cañón de su arma en la cabeza y quiere terminar con esto de una vez. Pero a veces la vida sólo depende de un toque de campana, de un extraño encuentro provocado por un miná que, durante unos minutos, pensó que era una “paloma mensajera”. Roschdy Zem es un actor físico.

Su cuerpo en carne viva no impide cierta ligereza y su sonrisa no oculta sus heridas. En su apariencia, Gabriele parece menos melancólico que el personaje interpretado por Marcello Mastroianni. Estábamos esperando dos escenas famosas: la del conserje y la de la terraza. La conserjería está interpretada por la formidable Sandra Choquet. Con sus viejas gafas de arpía, golpea a Gabriele, esta extraña inquilina “subversiva”. “(…) No sé quién es ni quién no… sólo sé que es un mal tema. En resumen, para ser claros, no le agrado y no me agrada a mí. » Gabriele tiene razón al desconfiar de ella como de la peste.

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La escena en la terraza es sobrecogedora, una fusión de dos seres completamente opuestos. Antonietta/Casta deja que su descolorida belleza florezca en los brazos restringidos de Gabriele/Zem. Lilo Baur describe al hombre como tal. En su simple esplendor y sus contradicciones. Hace bailar los cuerpos y el decorado en una rumba triste sin mañana. Recordaremos la sinceridad sincera de Laetitia Casta y Roschdy Zem y, por supuesto, las sencillas palabras de Ettore Scola que dominan la jactancia de que la historia siempre comienza de nuevo.

Un día especial, en el Théâtre de l'Atelier, París (día 18), hasta el 31 de diciembre. Semejante. : 01 46 06 49 24.

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