“Puedo asegurarles que toda la ceremonia promete sorpresas mucho más fuertes, más radicales que la presencia o no de Aya Nakamura, algo que sin embargo espero ardientemente”, declaró Thomas Jolly en una entrevista para Télérama. A pocos meses de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París, su director artístico sigue aportando más datos sobre el diseño del evento. Un acontecimiento sobre el que se cierne la sombra de la polémica en torno a la posible presencia del cantante francés de origen maliense.
Una polémica que el director deplora, juzgando con dureza los ataques de los que es víctima el artista. “Por supuesto, al mezclar rap, zouk y r'n'b en su pop afrourbano, Aya no agrada a todos. Pero el racismo, el “clasismo”, el sexismo del que fue víctima son inaceptables”, considera el director artístico. Con el objetivo de “hacer resonar y hacer brillar lo que Francia encarna en su historia y su pluralidad”, Aya Nakamura encaja perfectamente en este objetivo, según el director artístico. “Hay gente en Francia a la que le gustan Aya Nakamura, Georges Brassens y Pascal Dusapin. Sin discriminación cultural”. “Si un “bien cultural” se divide, puede deberse simplemente a que no está en el lugar correcto, mal colocado o mal organizado. A mí me corresponde pensarlo (...). Mi trabajo es integrar a la mayor cantidad de personas posible”, considera el director.
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Desde las revelaciones de L'Express, a finales de febrero, sobre la posible participación de la cantante franco-maliense en la ceremonia de apertura, han aumentado las críticas de la extrema derecha contra Aya Nakamura. Ante esta hostilidad, la cantante de 28 años expresó su irritación en las redes sociales: “Puedes ser racista pero no sordo... Eso es lo que te duele. Me convierto en sujeto estatal número 1 en debates, etc. ¿Pero qué te debo realmente? Kedal”, replicó. El viernes 29 de marzo, Aya Nakamura se burló de sus detractores en Doggy, una nueva canción que no se desvía de su estilo, criticada por una extrema derecha desanimada por la idea de poder cantar en los Juegos Olímpicos.
No obstante, la cantante puede contar con el apoyo de sus compañeros, entre ellos Benjamin Biolay, Patrick Bruel y Hughes Aufray. Sin olvidar a la ministra de Cultura, Rachida Dati, que denuncia detrás de este clamor “racismo puro y duro”.
