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El Ojo del INA: Albert Camus tuvo dos amores, el teatro y el fútbol

En la memoria colectiva de varias generaciones de estudiantes de secundaria, el nombre de Albert Camus está vinculado a dos novelas: La peste y El extranjero, estudiadas en innumerables clases de primer y último año.

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El Ojo del INA: Albert Camus tuvo dos amores, el teatro y el fútbol

En la memoria colectiva de varias generaciones de estudiantes de secundaria, el nombre de Albert Camus está vinculado a dos novelas: La peste y El extranjero, estudiadas en innumerables clases de primer y último año. La potencia de esta obra literaria es tal que nos hace olvidar la que el autor y el hombre consideraban su verdadera pasión: el teatro. Lo explica en la secuencia que Madelen te invita a descubrir: un extracto del plan Gros. Emitido entre 1956 y 1962, este programa es el antepasado de innumerables fórmulas que florecen hoy en todas las cadenas: la confesión, ante la cámara, de una personalidad en el escenario elegido. En esta autoentrevista, filmada en mayo de 1959, ocho meses antes de su muerte en un accidente automovilístico, el filósofo, observador de su tiempo, desarrolla su noción de felicidad. A quienes nos aseguran que sobre todo no debemos declararnos felices, responde que, por el contrario, es esencial ser felices, tener la fuerza y ​​la generosidad para ayudar a quienes están en desgracia. A esta reflexión global suma su caso particular: el teatro es uno de los lugares donde es más feliz. A la solitaria vida cotidiana del escritor, siempre ha preferido mucho el trabajo colectivo en torno a la puesta en escena. Entre 1938 y 1959 escribió cuatro obras de teatro originales y siete adaptaciones. Habló extensamente sobre el tema durante sus raras apariciones en la pequeña pantalla, en una época en la que el número de sus lectores era mucho mayor que el de los televisores.

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En febrero de 1958, en Voions un peu, programa dedicado al espectáculo, menciona Calígula, tragedia en cuatro actos representada en el Théâtre Antoine. Fue creado en 1938 y luego interpretado por Gérard Philipe en 1946. Explica cómo la historia lo hizo tristemente profético. Desde el principio, al construir el retrato de un emperador romano autocrático para quien el asesinato era parte de la vida cotidiana, pensó en Hitler, en la noción de pasión y en la lógica del poder que, a lo largo de los siglos, no ha dejado de causar estragos en el mundo. En otro reportaje difundido en el Journal Télévisé en enero de 1959, presentaba una aventura hoy financieramente imposible de realizar: la adaptación en forma de obra de teatro en tres actos de la novela de Dostoievski, Los poseídos: un espectáculo en el escenario del mismo. Théâtre Antoine, interpretado por 24 actrices, entre ellas Pierre Blanchar, Michel Bouquet, Tania Balachova y Charles Denner. Comienza a las 20 horas, dura más de tres horas y media y podría haber continuado más allá de medianoche si Camus, que dirige, no hubiera cortado unos cincuenta minutos de texto durante los ensayos.

En estas raras confesiones, el que fue joven portero del Racing Club de Argel no deja de expresar su pasión por el fútbol. Desde mediados de los años cincuenta, acude con la mayor frecuencia posible al Parque de los Príncipes para asistir a los partidos del campeonato de Francia. El 23 de octubre de 1957, en el descanso de un “Monaco-Racing” que ganaría el Mónaco, un periodista de la televisión francesa lo vio en la grada y se acercó a él para preguntarle sus sensaciones sobre la primera parte del encuentro. “Las carreras no parecen estar en gran forma, pero no debemos abrumarlas. "Ha estado especialmente peligroso en los últimos minutos", responde haciendo gala de una relajación que su interlocutor aprovecha para atreverse a preguntarle los motivos que llevaron al jurado del Nobel a concederle un premio que se dispone a ir a recibir a sus invitados en Estocolmo.

Hasta ese momento la única reacción pública del ganador se limitaba a “¡Es Malraux quien debería haberlo conseguido!”. ". Y ahora, con toda naturalidad, cautivado por la atmósfera, Camus ofrece, por primera vez, una respuesta a la pregunta que los periodistas de todo el mundo han intentado en vano formularle: "No lo sé, porque no lo sé". No conozco los secretos de la Academia Sueca, pero creo sinceramente que hay al menos dos o tres escritores que merecieron ser elegidos antes que yo. Pero como habían decidido nombrar a un escritor francés, tal vez querían mostrar que Francia tenía un rostro que a veces era más joven de lo que generalmente pensamos”. Entonces acababa de cumplir 44 años.

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