George R.R. Martin, autor de la saga Juego de Tronos, y otros escritores han iniciado demandas contra la startup californiana OpenAI, a la que acusan de haber utilizado sus obras para crear ChatGPT sin tener en cuenta los derechos de autor.
En la denuncia presentada el martes ante un tribunal federal de Nueva York, acusan a la empresa de utilizar sus libros "sin permiso" para entrenar su modelo de lenguaje, un software capaz de producir todo tipo de textos mediante una simple consulta en el lenguaje cotidiano. “En el corazón de estos algoritmos se encuentra el robo sistemático a gran escala”, afirman los abogados. Entre los demandantes en esta demanda colectiva se encuentran el Authors Guild (organización que representa a los autores) y varios escritores, entre ellos George R.R. Martin y el novelista John Grisham. Artistas, organizaciones y programadores han presentado muchas otras quejas contra OpenAI y sus competidores.
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Los modelos lingüísticos "ponen en peligro la capacidad de los escritores de ficción para ganarse la vida, ya que permiten que cualquiera genere de forma automática y gratuita (o muy barata) textos por los que de otro modo tendría que pagar a los autores", argumentan los abogados en la denuncia del martes. También argumentan que las herramientas de IA generativa se pueden utilizar para producir contenido derivado, que imita el estilo de los escritores. “De manera injusta y perversa, (...) la copia deliberada (de la obra) de los demandantes transforma por tanto sus obras en motores de su propia destrucción”, afirma la denuncia.
El gremio y los autores piden que se prohíba el uso de libros protegidos por derechos de autor para entrenar modelos lingüísticos “sin permiso expreso”, así como una indemnización por daños y perjuicios. OpenAI no respondió de inmediato a una solicitud de la AFP. La empresa necesitaba montañas de texto encontrados en línea para entrenar su modelo de lenguaje, pero nunca especificó exactamente qué sitios y escritos se utilizaron. Impulsado entre los gigantes de la IA gracias al éxito de ChatGPT a finales del año pasado, OpenAi ya es objeto de otras demandas similares, incluida una acción de un grupo de ingenieros informáticos que también ataca a Microsoft, su principal inversor, y al Plataforma GitHub.
Y los artistas presentaron una denuncia en enero contra Stability AI, Midjourney y DeviantArt, cuyos programas se basaron en numerosas obras visuales en Internet. A principios de septiembre, Microsoft anunció que brindaría protección legal a los clientes demandados por infracción de derechos de autor sobre contenido generado con sus herramientas de inteligencia artificial generativa.
