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“Triunfo corrupto”, “elección ridícula”, “farsa”: la prensa occidental se burla de la reelección de Vladimir Putin

Como era de esperar, la prensa occidental no dudó en subrayar, el día después de la reelección de Vladimir Putin como jefe de la Federación Rusa, la “farsa” que representa esta elección en la que el presidente saliente ganó con una abrumadora mayoría del 87% de los votos.

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“Triunfo corrupto”, “elección ridícula”, “farsa”: la prensa occidental se burla de la reelección de Vladimir Putin

Como era de esperar, la prensa occidental no dudó en subrayar, el día después de la reelección de Vladimir Putin como jefe de la Federación Rusa, la “farsa” que representa esta elección en la que el presidente saliente ganó con una abrumadora mayoría del 87% de los votos. los votos.

“Putin reafirma su poder tras la farsa electoral”, analiza El País, señalando que el resultado de esta elección estaba en duda. “En vísperas de esta elección tan complicada sólo quedaban algunas incógnitas, como por ejemplo cuál sería el resultado exacto de Vladimir Putin: ¿superaría el umbral del 80%?”, informa lacónicamente el periódico Le Temps.

"El único inconveniente que desea el Kremlin es el éxito de la operación "Midi contra Putin", que ha movilizado a miles de rusos en todo el país y en el mundo", continúa el diario suizo. Es lo que subraya también este lunes la prensa anglosajona, que señala, como el Times, que aunque los resultados fueran una conclusión inevitable, “las manifestaciones en los colegios electorales, alentadas por la viuda de Alexei Navalny, obtuvieron apoyo.

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El New York Time señala por su parte que las elecciones han estado marcadas por “un cierto número de tensiones” desde el viernes. "Los electores protestaron arrojando tintes en las urnas y lanzando cócteles molotov en los colegios electorales", escribe el periódico estadounidense, y añade que Putin acusó a Ucrania de intentar perturbar las elecciones enviando soldados, en particular, a la región de Belgorod el viernes. “Vladimir Putin se convertirá, si completa su mandato, en el líder ruso con más años de servicio desde la emperatriz Catalina II”.

También tuvieron lugar manifestaciones frente a las embajadas rusas en el extranjero, “donde los rusos podían reunirse abiertamente con pancartas políticas contra Putin y contra la guerra”, observa Meduza, incluso “en Vilnius, Riga, Ereván, Tbilisi, Belgrado, Podgorica, París, Bruselas , Barcelona, ​​​​Londres, Lisboa, Bishkek, Astana, Tel Aviv, La Haya y otras ciudades. Los medios de comunicación rusos de la oposición, con base en Letonia, señalan también que, ante el llamado de la viuda de Alexei Navalny, muchos rusos introdujeron en las urnas papeletas inválidas, con mensajes garabateados como "Putin es un usurpador, un ladrón y un asesino". Los medios enumeran algunos de estos boletines en un artículo dedicado.

El Washington Post amplía, por su parte, señalando que “otras democracias más auténticas tienden a ir en dirección a Putin”, advirtiendo, con motivo de esta “farsa” electoral, de una “recesión democrática” en todo el mundo. El periódico americano cita un informe del Instituto V-Dem que revela que más de la mitad de los 60 países que organizan elecciones nacionales este año están experimentando un declive democrático.

Muchos medios también notaron la primera mención de Navalny desde su muerte por parte de Vladimir Putin en persona, durante una conferencia de prensa “fanfarrona”, señala el New York Time. De hecho, el presidente reelegido afirmó en un discurso televisado tras el anuncio de los resultados que el oponente debería ser, antes de su muerte, intercambiado a Occidente por prisioneros. El intercambio no se produjo. Y la muerte de Nalvany es un “incidente desafortunado”, afirmó el líder del Kremlin. “Es la vida”, concluyó en comentarios recogidos por El País.

“Por primera vez en años lo llamó por su nombre”, analiza también Der Spiegel. "No podría ser más expresivo al celebrar su 'victoria electoral'", escribe el periódico alemán, añadiendo que "Putin, está claro, ahora se siente políticamente inexpugnable". Sobre todo desde que el líder ruso anunció una “fuerte participación en las elecciones”, del 75%, señala el periódico, esencial para “mantener una apariencia de legitimidad”.

"Los disidentes se han quedado en silencio, pero la esperanza está viva", escribe una columnista optimista de La Stampa, que considera que las colas de opositores al régimen que se formaron alrededor de los colegios electorales el domingo son un signo de protección, un signo positivo. De hecho, las colas son un “fenómeno típico del socialismo soviético” y están “en Rusia”. “Hacer cola en Rusia es siempre un signo, si no de protesta, de preocupación”, explica el columnista. “Las colas (para comprar detergente, libros, azúcar, vodka) descarrilaron la perestroika y llevaron al fracaso del socialismo al que se había unido Mijaíl Navalny”. Antes de eso, “la revolución contra los zares nació en las colas del pan en Petrogrado en 1917”.

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