Tommy Paul estuvo cerca del desastre en su tercera ronda contra Carlos Alcaraz en Cincinnati. El estadounidense se desclavó por completo en un servicio de calentamiento y vio cómo su pelota impulsada a unos 200 km/h golpeaba violentamente la silla.
El jugador número 16 del mundo fue inmediatamente a disculparse. "Perdón. Fue un accidente”, explicó el jugador. "Está bien, no lo vi", respondió el árbitro que miraba hacia otro lado cuando la pequeña pelota amarilla golpeó su silla, pasando a unos centímetros de su cabeza.
"Lo siento mucho", insistió el jugador de Nueva Jersey cuando encontró la línea de fondo, consciente de haberse escapado de una descalificación. Tocar a un árbitro o a un recogepelotas se sanciona con la exclusión de la cancha. Pero el golpe de Paul, tan poderoso como fue, no fue de ninguna manera intencional.
En 2020, Novak Djokovic fue expulsado del US Open luego de golpear a un juez de línea en la garganta con una pelota que colapsó instantáneamente. El serbio tampoco había golpeado la pelota intencionalmente aquí, pero la dirección del torneo había aplicado las reglas al pie de la letra. Una escena similar ocurrió durante el último Roland-Garros. La pareja de dobles Aldila Sutjiadi - Miyu Kato había sido descalificada cuando esta última había arrojado involuntariamente una pelota en la cabeza de un recolector.
