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Guyana: proyecto de autonomía completado, hora de conversaciones con París

Los funcionarios electos de Guyana respaldaron el reconocimiento de las seis naciones amerindias del departamento amazónico, completando su proyecto de autonomía para el territorio, una petición relanzada en 2022 y que ahora deberá negociarse con París.

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Guyana: proyecto de autonomía completado, hora de conversaciones con París

Los funcionarios electos de Guyana respaldaron el reconocimiento de las seis naciones amerindias del departamento amazónico, completando su proyecto de autonomía para el territorio, una petición relanzada en 2022 y que ahora deberá negociarse con París. Reunidos en el Congreso, parlamentarios, alcaldes y consejeros territoriales votaron el sábado por estrecha mayoría una resolución sobre la representación de los pueblos indígenas en la que sería la futura comunidad autónoma de Guyana. La adopción de esta resolución fue un requisito previo para la continuación del proyecto autonomista de Guyana.

En el centro de esta resolución está la creación de una Alta Asamblea de Pueblos Indígenas que tendrá derecho a emitir “opiniones consensuadas”, que son vinculantes, particularmente en proyectos de infraestructura, y la creación de un nuevo estatus de tierras indígenas. Estas reivindicaciones son presentadas desde hace tiempo por las naciones amerindias de Guyana, que representan 15.000 de los 300.000 habitantes de este territorio situado a casi 7.000 kilómetros de París. Pero algunos funcionarios electos locales se opusieron, lo que generó temores de que el proyecto de autonomía fuera bloqueado.

Perfeccionado durante tres congresos de funcionarios electos entre mayo de 2023 y abril de 2024, ahora está completo. Los funcionarios electos de Guyana piden la creación de un estatuto sui generis, como el de Nueva Caledonia, que luego se traduciría en una ley orgánica sobre la cual se consultaría a la población guyanesa. La futura comunidad estaría dotada de “poder normativo autónomo” para promulgar “leyes nacionales” adaptadas a las realidades del territorio y se le transferirían varias habilidades. Entre ellos, la ordenación del territorio, el transporte, la agricultura y la pesca y la explotación de los recursos naturales.

Otras habilidades (cooperación regional, seguridad) se compartirían con el Estado. Los funcionarios electos de Guyana también exigen la transferencia de tierras al Estado, propietario de más del 90% de la tierra en Guyana. Según los términos del proyecto, la futura comunidad autónoma se financiará mediante la transferencia de ingresos fiscales estatales y la creación de otros nuevos hasta duplicar el presupuesto actual de la comunidad, que ronda los 870 millones de euros. Guyana seguiría siendo una región ultraperiférica de la Unión Europea para poder retener los fondos europeos, estimados en más de 100 millones de euros al año.

Este documento debe servir de base para la negociación con el Estado, que espera un "proyecto pragmático y aideológico", insistió Emmanuel Macron, durante un viaje a Guyana a finales de marzo. El Jefe de Estado fijó entonces un plazo de cuatro meses para finalizar el proyecto de desarrollo reglamentario de Guyana, con tres líneas rojas: el soberano está excluido del proyecto, debe ser adoptado por unanimidad por los cargos electos locales y validado por la población. También pidió “una lista de todo lo que se puede adaptar sin cambiar la Constitución”, defendiendo el artículo 73 que permite a varias comunidades de ultramar, incluida Guyana, adaptarse al marco legislativo nacional.

El presidente de la Colectividad Territorial de Guyana (CTG), Gabriel Serville, rechazó esta opción, subrayando el deseo de los guyaneses de una revisión constitucional. Una tercera vía surgió el sábado. Apoyado por el senador Georges Patient (grupo RDPI - mayoría presidencial), propone colocar a Guyana en el régimen del artículo 74 "que permite autorizaciones más amplias en términos de tiempo y de capacidades" que el artículo 73. Este régimen, que incluye por ejemplo a la Polinesia Francesa, permitirán “responder a las demandas de Guyana”, según él. Porque una reforma constitucional “está fuera de alcance en el contexto actual, mientras el Parlamento ya se centra en el proyecto corso”.

Según Gabriel Serville, la solución no es “ni 73 ni 74”, sino “la rápida creación de una comisión especial” para negociar con París y “llegar a una propuesta de redacción constitucional”. "Es tan grande como una casa que el presidente quiere llevarnos hacia el artículo 74. Personalmente no tengo ningún problema en cambiar de estrategia, pero debemos ser claros", afirma por su parte el diputado Davy Rimane (grupo RDA - Nupes). Lo peor, dijo a la AFP, sería el "status quo". El país está demasiado mal para que estemos en la inercia”.

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