El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, realizará una visita oficial el lunes y el martes a China, socio diplomático y económico clave de Moscú, anunciaron sus servicios en un comunicado de prensa el domingo.
“Los días 8 y 9 de abril, el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Serguéi Lavrov, realizará una visita oficial a la República Popular China, durante la cual mantendrá conversaciones con (su homólogo chino, nota del editor) (...) Wang Yi están planeados”, dijo el ministerio ruso.
Según el comunicado, los dos líderes "discutirán una amplia gama de cuestiones relacionadas con la cooperación bilateral, así como la cooperación en el ámbito internacional".
"Está previsto un intercambio de puntos de vista en profundidad sobre una serie de 'temas candentes'", precisa el Ministerio ruso, citando "la crisis ucraniana y la situación en la región de Asia y el Pacífico".
En una declaración separada, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, confirmó la llegada de Lavrov como parte de una "visita oficial" al territorio chino "por invitación de Wang Yi".
Desde el estallido del ataque ruso a Ucrania en febrero de 2022, las relaciones entre Moscú y Beijing se han fortalecido enormemente. Este viaje de Serguéi Lavrov se enmarca en este acercamiento.
En marzo de 2023, Xi Jinping visitó Moscú bajo los auspicios del Kremlin, reafirmando con Vladimir Putin “una amistad ilimitada” entre sus dos países, que denuncian ambos la hegemonía occidental en la escena internacional.
El presidente ruso habló con su homólogo chino al margen del foro de las Nuevas Rutas de la Seda celebrado en Beijing en octubre pasado.
En esta ocasión, Xi Jinping habló de una “confianza política mutua en constante crecimiento” entre China y Rusia, en un contexto de oposición frontal a Estados Unidos.
Frente a la prensa tras su reelección al Kremlin en marzo de 2024, Vladimir Putin calificó la relación entre Moscú y Pekín de “factor de estabilidad”, destacando su “muy buena relación personal” con Xi Jinping.
China, que se presenta como parte neutral en el conflicto de Ucrania pero que se ha convertido en el principal socio económico de Rusia desde hace dos años, aboga por una solución política para poner fin a los combates.
Los occidentales le piden regularmente que desempeñe un papel más activo en la solución de las hostilidades, utilizando su influencia sobre Moscú.
