El Gobierno surcoreano anunció, el lunes, que había iniciado el procedimiento para suspender a más de 4.900 médicos internos que abandonaron sus puestos para protestar contra una reforma de los estudios médicos, un movimiento impopular que sembró el caos en los hospitales del país. Alrededor de 12.000 internos, o el 93% del total, estuvieron ausentes de sus hospitales el lunes, desafiando las órdenes del gobierno de regresar al trabajo.
Esta ola de dimisiones y abandonos de puestos, que comenzó el 20 de febrero, provocó el aplazamiento de numerosos tratamientos y operaciones quirúrgicas, haciendo que el sistema hospitalario surcoreano dependiera en gran medida de los internos, y obligó al Gobierno a movilizar a médicos militares a partir del lunes.
El Ministerio de Salud anunció el lunes que había comenzado a enviar notificaciones administrativas a los médicos en huelga, el primer paso antes de suspender sus licencias por tres meses. "Hasta el 8 de marzo, se habían enviado a más de 4.900 médicos en formación", dijo un alto funcionario del ministerio, Chun Byung-wang.
Según él, la suspensión de tres meses va acompañada también de un aplazamiento de al menos un año para que el interno sancionado obtenga su título de médico especialista. Prometió que los médicos que vuelvan a trabajar inmediatamente escaparán del castigo.
"El gobierno tendrá en cuenta las circunstancias y protegerá a los médicos en formación si regresan a trabajar antes de que finalice el procedimiento administrativo", dijo a la prensa. Según la ley surcoreana, los médicos son trabajadores esenciales que no pueden hacer huelga. El gobierno había dado a los manifestantes hasta el 29 de febrero para regresar al trabajo y ordenó una investigación policial sobre la movilización. La sede de la Asociación Médica Coreana (KMA), que inició el movimiento, fue allanada a principios de marzo.
Los huelguistas protestan contra un plan para aumentar el número de admisiones a las facultades de medicina en un 65% a partir del próximo año, es decir, unas 2.000 personas al año. Una medida que el gobierno considera fundamental para hacer frente a la escasez de personal sanitario y al envejecimiento de la población en Corea del Sur. Los médicos se oponen ferozmente al proyecto, creyendo que admitir más estudiantes en las facultades de medicina resultará en una caída en el nivel de los futuros profesionales y que la calidad de la atención se verá afectada.
Pero los partidarios de la reforma los acusan de estar sobre todo preocupados por ver cómo sus ingresos disminuyen y su estatus social se deteriora si aumenta la competencia. Según una encuesta reciente del Instituto Gallup de Corea del Sur, más del 75% de los encuestados están a favor de la reforma, en un país donde el acceso a la asistencia sanitaria suele ser difícil en las zonas rurales.
"El gobierno no renunciará al diálogo", añadió el funcionario del Ministerio de Salud, Chun Byung-wang. "El gobierno respetará y escuchará las opiniones de la comunidad médica para apoyar las reformas médicas". La semana pasada, el gobierno anunció medidas destinadas a mejorar la remuneración y las condiciones laborales de los pasantes, así como una revisión del período de trabajo continuo de 36 horas, una de las principales áreas de descontento entre los médicos en formación.
