Un rostro tenso, un cuerpo destrozado, un andar cojo. Señales que lamentablemente los seguidores de Rafael Nadal se han acostumbrado a ver en el español últimamente. Nuevamente esta mañana, en la segunda ronda del Abierto de Australia, el dolor se impuso. Enfrente, Mackenzie McDonald ya lideraba un set a cero y 4-3 en el segundo, pero su camino hacia la victoria sería aún más sencillo. Con un buen revés ganador, Nadal inmediatamente se vuelve hacia su clan, haciendo una mueca. Más tarde nos enteramos de que se trata de un dolor agudo en la cadera.
"No quería rendirme", dice el campeón defensor, abatido, tras el encuentro. Una vez más traicionado por su cuerpo, en realidad se aferró, en una pierna. Insuficiente para aspirar a otra cosa que no sea una derrota punzante en tres sets (6-4, 6-4, 7-5) ante el 65º del mundo. En un vídeo captado por las cámaras de Eurosport, vemos precisamente el punto en el que se lastima Nadal, luego la inquietud de su palco donde se sienta su equipo y su familia. Y finalmente la angustia de un hombre que sabe que se acabó.