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El verano de los Juegos Olímpicos, en la playa, el bañador con cremallera toma ventaja

¿Los catálogos de bañadores del próximo verano tienen nostalgia de los años 80? Uno diría que está viendo a la jovencísima Stéphanie de Mónaco posando, con sus largas piernas, sobre esquís acuáticos, para su marca Pool Position.

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El verano de los Juegos Olímpicos, en la playa, el bañador con cremallera toma ventaja

¿Los catálogos de bañadores del próximo verano tienen nostalgia de los años 80? Uno diría que está viendo a la jovencísima Stéphanie de Mónaco posando, con sus largas piernas, sobre esquís acuáticos, para su marca Pool Position. O Claudia Schiffer ante el objetivo de Hans Feurer (el fotógrafo favorito de la revista Elle en aquel momento), ultrasexy con su mono de buceo blanco y negro con cremallera. Durante los Juegos Olímpicos de París, desde Chanel, que desfiló el jueves en Marsella, hasta la muy chic Eres, hasta las profundidades de las existencias del gigante chino Shein, pasando por las marcas especializadas Speedo o Rip Curl, el verano será deporte. Y los diseñadores han vuelto a encantar el bañador con cremallera, un detalle que no lo es.

“Siempre me regalo mi primer bañador del verano en abril”, confiesa Amandine, una tolosana de 32 años. Y por primera vez quería “una mente sana en un cuerpo sano”, ser sexy pero deportivo. ¡Con los Juegos Olímpicos era ahora o nunca! » Por ello, se fijó en Juillet Juillet, una joven marca de bañadores con cremallera y espíritu surfero anti-UV (modelo Grande Palombaggia, 168,60 euros). Usado, instintivamente, con la cremallera bajada. A finales de los años 70, puramente funcional en la espalda de las camisetas de waterpolo y de los trajes modeladores para facilitar su calce, la cremallera, aparentemente nula, favorece la silueta, perfila los músculos y moldea la espalda. A medida que los tejidos se vuelven más técnicos y flexibles con el paso de las décadas, el elemento metálico pierde su necesidad primaria y, por razones de seguridad, está prohibido en las piscinas olímpicas. Pero su estética deja huella, sobre todo entre los diseñadores de ropa de playa, que la retoman colocándola en la parte delantera para crear un escote.

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“La cremallera no es trivial”, confirma Marie-Paule Minchelli, directora del estudio de diseño Eres, cuyo modelo Beatriz bicolor con cierre blanco (485 euros) es un éxito. Le da a la silueta un lado atlético, por su origen, y sexy, porque se puede abrir y cerrar según el estado de ánimo. Definitivamente es parte de la iconografía de los años 80, una época en la que las mujeres se vestían para darse fuerza, para la autoestima y ya no sólo para seducir. ¡Es una chica James Bond que lleva un traje de baño con cremallera! Hoy en día, el deseo de las mujeres en la playa sigue siendo el mismo, excepto que ya no quieren estar tan desnudas. Recordemos que hace cuarenta años los bañadores con cremallera solo tenían 5 centímetros de tela en el lateral, entre la parte inferior de las axilas y el corte en la parte superior de los muslos. En aquella época se preconizaba la diversión por encima de la comodidad; en 2024, será todo lo contrario. » Si sus modelos están más destinados a tomar el sol que a nadar, la marca de lujo da su propio giro a París 2024 presentando una línea Athletic, jugando con los códigos tricolores de los bañadores para llevar de día y de noche, estilo body, decorados con un Capucha estilo Grace Jones, sólo para mantener el espíritu ochentero.

Y para los más deportistas, Hélène Boulanger y Franck Laureys, ambos nadadores consumados, imaginaron hace seis años Chlore, una marca de trajes de baño que remedian el trauma de los colores llamativos y los cortes innovadores impuestos para los 25 m estilo libre de la bachillerato. Su best seller, el Bondi, con sisas ultrabajas y cremallera negra confeccionada en un hermoso tejido italiano (160 €), ya ha sido adoptado por una gran cantidad de urbanitas, incluida la campeona olímpica de pentatlón moderno, Élodie Clouvel. “En las playas, las mujeres son cada vez más activas, juegan voleibol con sus hijos, hacen yoga en una tabla, practican paddle surf. Relacionar estilo y tecnicismo es muy legítimo, explica Hélène Boulanger, que se inspiró para su próxima colección en Jenna de Rosnay, modelo legendaria de los años 80 y campeona de windsurf. Nuestros clientes nadan todo el año y, ya sea surfeando en la costa vasca, practicando longe-coast en Normandía o nado espalda en Molitor, quieren permanecer elegantes con la vestimenta adecuada. »

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