Estos pequeños insectos del tamaño de una semilla de manzana no han terminado de dar que hablar de ellos. Después de Francia en los últimos días, la preocupación por las chinches se está extendiendo ahora a Londres, según su alcalde Sadiq Khan, que se ha ocupado de recordar esta semana las medidas de limpieza aplicadas en el transporte de la capital británica tras la difusión, el pasado fin de semana, de vídeos en TikTok que mostraban lo que podría ser una chinche en el transporte público de Londres y Manchester.
A pesar de los recientes comentarios del ministro francés de Transportes, Clément Beaune, asegurando que “no hay un resurgimiento” en Francia, los informes aumentan en el país y los temores ahora van más allá de las fronteras de Francia. “Es un motivo real de preocupación. A la gente le preocupa que estas chinches de París se conviertan en un problema en Londres”, dijo el alcalde laborista de la capital británica al sitio web PoliticsJoe.
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Con el operador de transporte londinense TfL (Transports for London), "estamos tomando medidas para garantizar que no tengamos estos problemas en Londres, en relación con la limpieza periódica del metro y de nuestros autobuses", añadió. "TfL tiene uno de los mejores regímenes para limpiar nuestros equipos por la noche", quiso tranquilizar, y "estamos hablando con nuestros amigos parisinos para ver si podemos aprender la lección". “Por varias razones, no creemos que este problema surja en Londres”, añadió, descartando cualquier exceso de confianza por parte de TfL.
También indicó que había planteado el tema a Eurostar que, según un reciente comunicado de prensa de la compañía ferroviaria que cruza el Canal de la Mancha, había lanzado una “campaña de detección preventiva” y aseguró que no había observado un aumento de chinches a bordo de sus trenes. . El aumento del fenómeno no parece eximir al Reino Unido: según cifras de la empresa especializada Rentokil, citadas por el Instituto de Salud Ambiental, las infestaciones aumentaron un 65% en el segundo trimestre de 2023 con respecto al año anterior.
Desaparecidos de la vida cotidiana en los años cincuenta, estos insectos que se alimentan de sangre humana han regresado en los últimos treinta años a los países desarrollados gracias a un estilo de vida más nómada, a un consumo que favorece las compras de segunda mano y a una resistencia cada vez mayor a los insecticidas.
