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Senderismo: las 5 diferencias entre el montañero experimentado y el novato

La cifra es ciertamente aún mayor, ya que el senderismo atrae a los franceses pero, oficialmente, la actividad cuenta con 27 millones de seguidores, según la Federación Francesa de Senderismo (FFR).

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Senderismo: las 5 diferencias entre el montañero experimentado y el novato

La cifra es ciertamente aún mayor, ya que el senderismo atrae a los franceses pero, oficialmente, la actividad cuenta con 27 millones de seguidores, según la Federación Francesa de Senderismo (FFR). Y esto en todos los terrenos de nuestro hermoso país. Y como toda actividad en crecimiento conviven perfiles muy variados, desde el mochilero empedernido hasta el perfecto principiante, pasando por algún practicante ocasional.

Un caleidoscopio especialmente visible en la montaña, un terreno especial para caminar. Cuando llega el momento de atarse los zapatos para dirigirnos hacia nuestras cumbres, las diferencias entre los extremos son evidentes.

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Hoy en día, la tendencia es hacia una tecnificación excesiva de la práctica del senderismo: sería casi impensable caminar por la montaña sin una primera capa de lana merino ultratécnica, o sin la última chaqueta impermeable y transpirable que cuesta varios cientos de euros… Sin embargo , aunque el senderismo en altitud requiere un equipamiento específico, sigue siendo una actividad sencilla. Un excursionista experimentado se mantendrá alejado del discurso publicitario de las marcas especializadas, pero se equipará con material de calidad cuando sea necesario. Por otra parte, un novato tenderá a estar mal equipado o a invertir sumas considerables en equipos innecesarios.

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El primer elemento en el que hay que centrarse es el calzado: las zapatillas, el calzado deportivo o las sandalias no son adecuados para suelos de montaña y corren el riesgo de provocar resbalones, caídas y lesiones graves. Dependiendo de tu práctica (caminata de varios días o caminata de un día), elegirás zapatos con caña alta o baja, teniendo estos últimos la ventaja de fortalecer el tobillo. Elegir una buena mochila de senderismo también es fundamental. Elegiremos un modelo reciente y ergonómico, con cinturón ancho y múltiples compartimentos.

El resto del equipo puede seguir siendo menos especializado. Debes tener cuidado de protegerte tanto del sol como de la lluvia, y elegir un conjunto pantalón corto-camiseta-suéter que pueda soportar el esfuerzo. Pero a menos que opere en entornos extremos o busque ligereza y rendimiento a toda costa, la inversión seguirá siendo mínima.

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Si vas a la montaña con gente con poca experiencia, ¡lo mejor es que factures su bolso! Un neófito tenderá a malinterpretar el entorno en el que evolucionará, a traer ciertos objetos innecesarios omitiendo elementos esenciales. En principio, para una excursión de un día de verano será suficiente con una mochila de 20 a 30 litros. Contendrá lo básico: 1,5 litros de agua, bocadillo, jersey, protección solar y un pequeño botiquín de primeros auxilios. Según el caso añadiremos bastones para caminar, algo para orientarnos (mapa o teléfono), un pequeño chubasquero… y listo.

De hecho, en la mayoría de los casos seguirás un camino bien señalizado y tendrás un smartphone. Salvo casos especiales, no es necesario llevar un silbato para pedir auxilio, una linterna frontal o un gorro... Elimina también artículos duplicados (segundo jersey o par de calcetines, etc.), alimentos voluminosos, artículos que no seguro que se utilizará (prismáticos, correa para el cuello, etc.) y su bolso pesará unos 5 kg.

Se adquiere el paso del montañero. Se trata de caminar a un ritmo regular, y así cubrir distancias importantes y cambios de elevación sin cansarse. Ésta es una de las diferencias más palpables entre un excursionista experimentado y un principiante: cuando el primero está entrenado y sabe adaptar su esfuerzo, el segundo va demasiado rápido, pierde fuerza o desiste ante la primera dificultad, ya agotado. .

Para pasar de la segunda categoría a la primera no hay ningún secreto: hay que recorrer numerosos senderos, de diferentes longitudes y dificultades. Fortalecerás tus cuádriceps, glúteos y espalda, imprescindibles si quieres dar largos paseos por la montaña. Asegúrese de mantener un ritmo constante y regular, de no tomar demasiados descansos y de estar atento al cronograma. La técnica también juega un papel importante: explorar diferentes terrenos (nieve, hierba, roca, bosque, etc.), domesticar senderos aéreos y aclimatarse al vacío.

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Cuanto más tiempo pase una persona en la montaña, más conocimientos acumulará sobre el medio ambiente. Este conocimiento se divide en dos categorías. Teóricos y generales, en primer lugar: el nombre de las cumbres, valles y glaciares circundantes, los estratos geológicos, los mecanismos que conducen a la erosión, o incluso el nombre y el comportamiento de las especies vegetales y animales... Este tipo de estudios pueden iluminar una Caminata, dando una capa adicional de significado a lo que vemos, tocamos y oímos.

Un excursionista experto también habrá adquirido un conjunto de conocimientos prácticos. Por ejemplo, conocerá la normativa en montaña (dónde vivaquear, qué actividades pueden estar prohibidas, etc.), podrá analizar la evolución del tiempo durante el día, distinguirá los diferentes tipos de terreno, sus ventajas y desventajas, y podrá tratar pequeñas lesiones. En una palabra, será independiente a la hora de considerar excursiones largas y técnicas y estará preparado para guiar a un grupo.

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Llegamos a la diferencia final entre un excursionista experimentado y un neófito: la capacidad de liderar un grupo de diferentes habilidades a lo largo del día hacia su objetivo. Para conseguirlo, no sólo debes tener experiencia acumulada en entornos muy variados (altitud, nieve, roca, exposición, etc.), sino también tener ganas y cualidades para llevar diferentes perfiles allí arriba.

Se trata de saber orientarse en el espacio, leer un mapa con soltura, tener sentido de la ruta si el camino ya no está marcado, pero también tener en cuenta las capacidades físicas y mentales de cada persona. En definitiva, permitir que cada uno disfrute del momento y se supere a sí mismo, para convertirse poco a poco en un alpinista informado.

En vídeo - Tras las huellas de un marcador de ruta de senderismo

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