Pensábamos que el asunto había sido enterrado; ahora regresa majestuosa. En una carta enviada al Presidente de la República a principios de diciembre, Mons. Ulrich, arzobispo de París, afirmaba su deseo de que se encargaran una serie de nuevas vidrieras para anclar Notre-Dame de París en su siglo. La carta, que resume varios intercambios entre el Presidente de la República y el arzobispo, fue hecha pública por RTL el miércoles. Dos días antes de la visita de Emmanuel Macron al lugar, que inicia su último año antes de la reapertura prevista para diciembre de 2024, el Elíseo decidió volver a poner el tema sobre la mesa. “Cuando esté en la obra, el Presidente de la República deberá responder a la sugerencia de Mons. Ulrich, que lo acompañará”, anuncia el Presidente de la República.
¿Qué puede “responder” el presidente sino afirmativamente? Desde el incendio de 2019, Emmanuel Macron ha querido marcar la restauración de la catedral en el siglo. Inicialmente había promovido la idea de un “gesto arquitectónico contemporáneo”, proponiendo un concurso internacional de arquitectos para la reconstrucción de la aguja desaparecida. Ante el clamor, se rindió. En 2021, surgió por primera vez la idea de vidrieras contemporáneas, a través de la diócesis de París. Una vez más, una protesta hizo retroceder la propuesta, contenida en un proyecto más global para el desarrollo del interior de Notre-Dame. La entonces ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, incluso indicó que era “imposible” crear nuevos vitrales sin desmantelar otros. Cosa imposible porque, insistió, todo estaba clasificado en la catedral. La Comisión Nacional de Patrimonio y Arquitectura (CNPA), reunida en cónclave, también se pronunció en contra del proyecto.
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Obviamente, esto no impide que el arzobispo y la presidencia vuelvan a poner el tema sobre la mesa. “Esto nos permitiría dejar rastro del 15 de abril de 2019 y de los cinco años de cierre”, explican a la archidiócesis. Según nuestra información, se trataría de realizar vidrieras en las capillas de la nave. El encargo artístico sustituiría las “grisailles” (vidrieras no figurativas) de la época de Viollet-le-Duc. Sería, con el nuevo mobiliario litúrgico encargado a Guillaume Bardet y el nuevo gallo que adornará la aguja, la marca del siglo en este monumento de 850 años. La ejecución del proyecto será responsabilidad, en todo caso, del Estado, propietario de los muros.
