Cuando se le preguntó por qué, a sus cuarenta y tres años, se lanzó a la comedia cuando abrazó la música a los ocho, Ibrahim Maalouf respondió como un deportista: "Tienes que salir de tu zona de confort". Nuestro destacado trompetista franco-libanés siempre ha favorecido esta filosofía a lo largo de su carrera. Lo vimos en espectáculos de danza con los hermanos Ben Aïm, lo aplaudimos en el cine donde creó las bandas sonoras de una quincena de películas. Es porque a este artista no le gusta estar encerrado en un formato. “Estamos en un momento donde tenemos que tener cuidado con todo lo que hacemos, todo lo que decimos porque las redes pueden volarlo todo, tenemos que luchar contra eso”.
Con esta obra, Ibrahim Maalouf se embarca felizmente en una nueva aventura. Los textos del novelista y columnista Kamel Daoud inspiraron a Denise Chalem, que pone en escena este encuentro entre un músico y un escritor, uno en París y el otro en Orán. Los dos conversan sobre el mundo, la religión, la cultura, el cuerpo (especialmente el de una mujer) y el covid… El título de la pieza induce a error: “Un hombre que bebe siempre sueña con un hombre que escucha”, porque no es un una disculpa por el vino y la bebida, sino el elogio de una hermosa amistad entre dos hombres que saben escucharse y entenderse a pesar de sus culturas muy diferentes.
Ambos personajes son decididamente laicos, ambos luchan contra el extremismo de todas las religiones. No es un tema fácil en estos días. El resultado es un maravilloso dúo en el que Ibrahim Maalouf, frente al actor Thibault de Montalembert, toca una pequeña trompeta, un pequeño piano, “pero lo que cuenta es el verbo”, confiesa. Él, tan acostumbrado a las notas, hoy se enfrenta al poder de las palabras, ¡y con tanta brillantez!
Théâtre le 13e Art en París hasta el 31 de marzo
