Pierre Brunet es escritor y humanitario.
Jacky Mamou es el ex presidente de Médicos del Mundo
Bernard Schalscha es el secretario general de Francia Siria Démocracia.
Después de los crímenes contra la humanidad cometidos por Hamás contra la población israelí, la cuestión que legítimamente atormenta a los trabajadores humanitarios es impedir que los habitantes de Gaza paguen el precio que podría derivarse de la inevitable respuesta de Israel.
En cuanto al bloqueo del agua, de los alimentos y de otros productos alimenticios básicos, organizado por el ejército del Estado hebreo, aunque responde a la toma de rehenes de 150 personas de todas las edades secuestradas por la organización islamista, y a los actos de increíble barbarie cometidos masivamente por ella durante el atentado del 7 de octubre, es contrario al Derecho Internacional Humanitario.
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Las FDI pidieron a los habitantes de Gaza que evacuaran el norte y el centro de la región para encontrar refugio en el sur del enclave. Este mensaje fue enviado a través de diferentes canales; folletos en árabe, comunicados de prensa, SMS… El objetivo es proteger a los civiles para evitarles las consecuencias de las operaciones militares centradas en el resto de la banda. Varios cientos de miles de personas ya se han marchado. El ultimátum de 24 horas dado el 13 de octubre para la evacuación fue prorrogado, mientras que un portavoz del ejército anunció al día siguiente la creación de dos corredores humanitarios para el desplazamiento hacia la zona no expuesta.
No es de extrañar que Hamás, acostumbrado a utilizar a los civiles como escudos humanos, se oponga a este éxodo que lo haría más vulnerable al ataque anunciado. Las prácticas de la organización político-militar islamista siempre han sido almacenar armas cerca de escuelas, mezquitas, hospitales, tomar estos edificios como protección para sus bases de lanzamiento de cohetes o misiles y utilizar edificios ordinarios para establecer sus puestos de mando.
Lo que sorprende más es la repetición de llamamientos de la ONU, o de Josep Borrel, jefe de la diplomacia europea, afirmando que es imposible llevar a cabo tal operación, e incluso desalentándola. ¿Cuál podría ser el propósito de tales declaraciones? Si realmente queremos preservar el mayor número de vidas posible, su enfoque es un fracaso ético, en lugar de hacer todo lo posible para apoyar en las mejores condiciones posibles el éxodo actual y las condiciones precarias que de él se derivan. Estos retrasos dejan a los civiles de Gaza expuestos a riesgos sin sentido. En nombre de algo mejor, el rechazo a una salida precipitada de una enorme masa de personas que sólo puede hacerse lo mejor posible, una visión humanitaria perfeccionista deja en el aire la amenaza de un mal terrible. Algo que Hamás espera ansiosamente.
Paula Gaviria Betancur, relatora especial de la ONU sobre los derechos humanos de los desplazados, dijo estar “horrorizada” por la recomendación del ejército israelí. Sin embargo, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) ha trasladado su centro de operaciones y su personal internacional para “continuar sus operaciones humanitarias y de apoyo al personal y a los refugiados palestinos en el sur de la franja de Gaza”. Por tanto, el pragmatismo humanitario esencial consiste en tener en cuenta la situación real.
Por lo tanto, la ONU, sus agencias humanitarias y la Comunidad Europea deberían movilizar todos sus recursos lo más rápido posible para entregar ayuda humanitaria masiva a los civiles en la zona sur de Gaza. Mientras todavía hay tiempo.
