Estas obras podrían haber permanecido ocultas al público en general. El Museo de Arte Prohibido, un nuevo establecimiento cultural en Barcelona, España, ofrece a los visitantes la oportunidad de descubrir una colección verdaderamente única. El establecimiento expone creaciones que han sido censuradas o cuestionadas en el pasado. Algunos han generado controversia por motivos políticos o sociales, otros por motivos religiosos.
“El Museo de Arte Prohibido nació con el deseo de ser un espacio de libertad creativa y un laboratorio para abordar los actos de censura en el arte”, informa el instituto cultural en su manifiesto. El público encontrará grandes nombres del establishment como Banksy, Gustav Klimt y Andy Warhol. Allí se exponen cerca de 200 obras de los siglos XX y XXI. Entre ellos, Rafael y la Fornarina VII: El Papa está ahí sentado del pintor español Pablo Picasso, La Revolución del artista mexicano Fabián Chairez, o un retrato disidente del artista chino Ai Weiwei, titulado Filippo Strozzi en Lego.
Este retrato fue particularmente objeto de acaloradas disputas. Compuesta por Legos, la obra representa al banquero florentino Filippo Strozzi. Se sabe que este último se opuso a los Medici durante el Renacimiento italiano. La marca danesa de juguetes se negó así en 2015 a proporcionar las piezas de repuesto necesarias para la creación de la obra a Ai Weiwei. La empresa mencionó en particular el carácter demasiado “político” del retrato. Según France Info, el artista chino finalmente completó su proyecto gracias a la recaudación de fondos.
Con la ayuda de etiquetas descriptivas colocadas a ambos lados del museo, los visitantes curiosos comprenderán a lo largo de su visita los motivos que llevaron a la censura de las distintas creaciones expuestas. “Hay obras que quizás no tengan un gran valor artístico, pero su historia merece un lugar en el museo. Es un triunfo de la libertad de expresión”, informó Tatxo Benet, fundador del establecimiento, al periódico británico The Guardian.
El objetivo de esta colección es concienciar al público sobre la censura en el arte, porque esta última a veces persiste (demasiado) en los países democráticos. “Lejos de acumular los excesos producidos por el abuso de poder en el ámbito de la creación artística, esta colección revela un potencial inusitado en nuestras sociedades”, especifica la institución cultural en su sitio web. Este viaje evoca tanto la esencia escandalosa de la colección expuesta como sus facetas irónicas, contemplativas, incisivas, liberadoras y críticas”.
