En Saint-Barthélemy, un empresario estadounidense adquirió la excepcional villa que el poderoso banquero David Rockefeller había construido a finales de los años 50, en una enorme finca en la isla de las Antillas francesas, supimos por el asesor inmobiliario del comprador.
“La venta se formalizó el 7 de abril”, dijo en un comunicado de prensa este asesor, Douglas Foregger, presidente de Wimco Real Estate en Saint-Barthélemy.
La propiedad adquirida en 1957 por David Rockefeller, nieto del fundador de la dinastía industrial John D. Rockefeller, fue comprada por Adam Sinn, ciudadano estadounidense de 45 años, por “aproximadamente 136 millones de dólares” (124 millones de euros). , dice el diario estadounidense The Wall Street Journal, citando "una fuente cercana a la transacción". “Esta es la transacción inmobiliaria más alta jamás registrada en la isla para una sola residencia”, comentó a la AFP Christian Wattiau, presidente de una de las principales agencias inmobiliarias de Saint-Barthélemy, Sibarth Real Estate.
Esta venta representa una gran operación para la Colectividad Territorial de Saint-Barthélemy que cobrará el 5% del importe, en el marco de la legislación territorial de las tasas de registro de la transacción, es decir, "un poco más de 6 millones de euros", dijo AFP su presidente Xavier Lédée. La propiedad, la más grande de la isla según la gestión del territorio, se extiende sobre cerca de 52 hectáreas en el distrito de Colombier (Noroeste). David Rockefeller (quien murió a los 101 años en 2017) pidió al arquitecto Nelson W. Aldrich que diseñara esta villa, que se completó a principios de la década de 1960.
La propiedad fue comprada por primera vez a principios de la década de 1990 por Steve y Linda Horn, productores de comerciales de televisión en los Estados Unidos. Pero habían estado buscando un comprador desde los graves daños causados a la villa por el huracán Irma en 2017, dice Douglas Foregger. En el comunicado de prensa publicado por Douglas Foregger, el nuevo propietario dijo que estaba “encantado de haber adquirido una pieza histórica tan icónica”. Adam Sinn asegura que "por el momento, no hay más planes que el deseo de restaurar la propiedad a su gloria de los años de Rockefeller", según la nota de prensa.
Desde la votación de la nueva normativa local en diciembre de 2020, “el inmueble se encuentra en un espacio natural. Si algunos arreglos son posibles, son solo en superficies mínimas. Precisamente para que no se haga nada”, explicó a la AFP el director de la Agencia Territorial de Medio Ambiente de Saint-Barth, Sébastien Gréaux.
