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Un empresario de Lyon genera polémica con una solicitud para “sustituir” a los abogados

Le Figaro Lyon.

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Un empresario de Lyon genera polémica con una solicitud para “sustituir” a los abogados

Le Figaro Lyon

Esta es la historia de una jugada de marketing que fue demasiado arrogante, hasta el punto de alterar una profesión que se sitúa a ambos lados de la ley. Ampliamente difundido en las redes sociales, el lanzamiento de la aplicación I-avocat, que promete sustituir a los abogados por la inteligencia artificial, ha provocado una protesta generalizada. Y se ganó un requerimiento del colegio de abogados de París para que su empresario, el lionés Issam Reghi, ordenara su retirada de los catálogos de Apple y Google.

En el centro de las críticas de los abogados: el propio nombre de la solicitud, que resume su objetivo. Al estar regulada la profesión, cualquier persona que pretenda ejercerla sin título cae bajo el paraguas de “ejercicio ilegal de la función”, como ocurre, por ejemplo, en la medicina. “Aunque no tenga un título oficial, soy capaz de competir con cualquier abogado”, promete el anuncio promocional filmado ante el Tribunal de Apelación de Lyon. Donde un abogado tardaría un año, yo tardo un minuto, donde un abogado te habría costado 1.000 euros, a mí sólo me costó 69 euros”. “Existe un problema real con el alcance de la ley. Si nos asesoran y dicen que sustituyen al abogado, incurrimos en una infracción que puede ser procesada”, analiza Jean-François Barre, ex vicepresidente del Lyon.

Una postura provocativa y “un zumbido calculado” para Issam Reghi, que se negó a retirar su solicitud, pero ha suavizado su comunicación desde su presentación el 1 de enero. En la página de Twitter de I-avocat, un nuevo anuncio asegura que nunca se habló de sustituir a los abogados. Contactado por Le Figaro, el empresario asegura que dentro de unas semanas se lanzará una nueva versión con otro nombre. Afincado en Dubai, el hombre conocido en Lyon como campeón europeo de boxeo tailandés alega un “golpe de marketing”. “Atacamos la profesión de los abogados, que es muy fuerte, pero no queríamos pasar desapercibidos. Con 10.000 solicitudes saliendo hay que destacar”, explica el treintañero, que habla de cinco meses de desarrollo.

Básicamente, I-lawyer es una inteligencia artificial como chatGPT que responde a las preguntas del cliente. Se basaría en la jurisprudencia del Tribunal de Casación, así como en los cursos para el examen de la abogacía y el poder judicial. Issam Reghi dice que se ha rodeado de un equipo de siete personas, desarrolladores, expertos en ciberseguridad o IA. Además de cinco abogados consultores para alimentar el algoritmo con sus pensamientos y perfeccionar los suyos propios. “Los desarrolladores me hicieron preguntas sobre el rendimiento de la aplicación, que encontré bastante relevantes en el análisis de textos”, se jacta uno de ellos, Me Foudeil Benazout, que ejerce en Lyon. Permite explicar una disposición legislativa en términos bastante simples, con una organización de palabras bastante precisa.

Pero la ley rara vez es sencilla. Algunos internautas también han notado errores, como esta ley sobre el óxido nitroso de 2020 que no existe, o mejor dicho, no existe en la fecha mencionada. Problemático para cualquiera que quisiera alegar ante el tribunal mencionándolo. “Los abogados trabajan para nosotros”, afirma Issam Reghi. Hay algunos errores que deben corregirse y cuando los encuentran lo hacemos”. “Estoy deseando ver una IA declararse ante los tribunales”, bromeó un abogado parisino en Twitter hace unos días. “La IA no sustituirá al abogado que siempre aporta valor añadido a un procedimiento, comparte observaciones y perfecciona una estrategia específica para cada caso”, tranquiliza Me Benazout. No escribe una conclusión y hace aún menos representaciones.

El ex vicepresidente Jean-François Barre también se pregunta sobre el futuro de los elementos proporcionados a la IA. “¿Qué pasará con la información que le damos a la máquina? Pago, ingreso mi expediente, la IA lo analiza, lo sintetiza, pero ¿cómo puedo proteger mi secreto profesional?, se pregunta. Cómo la IA reutiliza los datos y se alimenta de lo que le aportamos, los redistribuye y reproduce. Issam Reghi asegura al respecto que se ha puesto en contacto con una empresa francesa de cajas fuertes digitales. También promete trasladar su negocio a Francia. “Tenemos que trabajar con la IA y utilizarla”, afirma Me Benazout. Puede contribuir a reducir la brecha entre el litigante y la institución judicial, reduciendo también las desigualdades en el acceso a la ley y promoviendo el contacto con un profesional especializado.

Una aplicación que, en última instancia, parece más cercana a un servicio de asistencia jurídica bastante clásico, como reconoce Issam Reghi. Pero con esta polémica, el emprendedor logró su objetivo: que la gente hablara de su aplicación. Que pasará a denominarse más sensato “I-intelligence legal”, para la próxima versión prevista para el 9 de febrero. En definitiva, le gustaría convertirse en “el Doctolib de los abogados” para conectar a clientes y profesionales. “La idea no es ir a defenderse ante los tribunales”, asegura el lionés de 35 años a pesar de su provocativo anuncio publicitario. En un comunicado de prensa dirigido al Colegio de Abogados de París, anunció, sin embargo, que es su demanda la que le defenderá en relación con la notificación formal. ¿Sigues comercializando?

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