El Partido de los Trabajadores de Corea, el organismo comunista en el poder en Pyongyang, celebró una reunión plenaria de cinco días de su Comité Central, una misa de fin de año durante la cual se deciden las direcciones estratégicas del país. "La tarea de lanzar tres satélites de reconocimiento adicionales en 2024 fue declarada" durante esta reunión, que finalizó el sábado, informó la agencia oficial KCNA.
Después de dos fracasos sucesivos en mayo y junio, Corea del Norte puso en órbita con éxito su primer satélite de observación militar en noviembre. Desde entonces, el régimen ha afirmado que proporcionó imágenes de sitios militares clave de Estados Unidos y Corea del Sur, pero no ha mostrado las imágenes que dice haber mostrado. Las sucesivas rondas de resoluciones de la ONU prohíben a Corea del Norte realizar pruebas utilizando tecnología balística, y los analistas dicen que existe una importante superposición tecnológica entre las capacidades de lanzamiento espacial y el desarrollo de misiles balísticos.
Los servicios de inteligencia surcoreanos creen que Pyongyang recibió una ayuda tecnológica decisiva de Rusia, donde Kim Jong-un visitó en septiembre y se reunió con el presidente Vladimir Putin, para colocar con éxito este satélite, el "Malligyong-1". Los expertos dicen que poner en órbita un satélite espía operativo optimizaría la búsqueda de inteligencia de Corea del Norte, particularmente sobre su rival del Sur, al obtener acceso a datos cruciales antes de un conflicto militar.
Durante la reunión del partido, Kim Jong-un dijo que la Península de Corea estaba sumida en "una situación de crisis persistente e incontrolable", que según él era culpa de Estados Unidos y Corea del Sur. Por lo tanto, ordenó una reorganización de las administraciones que gestionan las relaciones con el Sur para "cambiar fundamentalmente de dirección". "Creo que es un error que ya no deberíamos cometer al ver a las personas que nos llaman 'el peor enemigo'... como alguien con quien buscar la reconciliación y la unificación", afirmó Kim Jong-un, citado por KCNA.
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Corea del Norte se acercó al Sur en 2018. Un proceso de acercamiento caracterizado por tres reuniones entre Kim Jong-un y el entonces presidente surcoreano, Moon Jae-in. Pero este acercamiento se hizo añicos y las tensiones entre las dos Coreas se encuentran actualmente en su punto más alto.
Al inicio de la reunión del partido, el líder norcoreano ya había pedido "acelerar los preparativos bélicos de su país", incluido su programa de armas nucleares, frente a las "maniobras de confrontación" de Estados Unidos y sus aliados. Corea del Norte realizó un número récord de pruebas de misiles balísticos en 2023. También grabó en su constitución su condición de potencia nuclear y probó con éxito el Hwasong-18, el misil balístico intercontinental (ICBM) más potente de su arsenal, capaz de alcanzar Estados Unidos.
Por su parte, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón han intensificado su cooperación militar, activando un sistema de intercambio de datos en tiempo real sobre los lanzamientos de misiles norcoreanos y aumentando las maniobras militares conjuntas en la región. Las fuerzas armadas estadounidenses han enviado a Corea del Sur en los últimos meses el submarino nuclear USS Missouri, el portaaviones USS Ronald Reagan y un bombardero estratégico B-52, provocando cada vez la ira de Corea del Norte.
Pyongyang considera las maniobras militares a sus puertas como un ensayo para una futura invasión de su territorio, y desde hace tiempo considera sus pruebas de misiles como “contramedidas” necesarias.
