A esto se le llama rechazo ante un obstáculo. Designado el martes 24 de octubre por sus pares como candidato a “presidente” de la Cámara de Representantes estadounidense, el republicano Tom Emmer tiró la toalla pocas horas después, incluso antes de una votación en el pleno.
Después de intentar durante semanas encontrar un nuevo presidente para la Cámara Baja, los republicanos acordaron el nombre de Tom Emmer, el número tres del partido en la Cámara, tras una serie de votaciones internas. Pero la candidatura de este representante electo de Minnesota, voz del establishment del partido, rápidamente pareció condenada al fracaso. Más de veinte cargos electos de su propio bando indicaron rápidamente que nunca lo apoyarían durante la votación en el pleno, a pesar de que los republicanos sólo tienen una mayoría muy estrecha en la Cámara de Representantes.
De hecho, los aliados de Donald Trump se oponen a él, porque fue uno de los funcionarios electos que votaron a favor de certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones de 2020. Por lo tanto, consideran que Tom Emmer no es leal al expresidente. Casi tres semanas después de la destitución del ex presidente de la Cámara Baja Kevin McCarthy, las luchas internas republicanas siguen saliendo a la luz.
Sin embargo, hay mucho en juego a la hora de encontrar un nuevo “orador”. Sin él, es imposible votar un proyecto de ley. Y a falta de una votación sobre el presupuesto, la amenaza de una parálisis de la administración federal a mediados de noviembre es real. Sin un presidente, la Cámara tampoco puede acceder a la solicitud del presidente Joe Biden de enviar ayuda de emergencia a Israel y Ucrania.
"Es probablemente una de las cosas más vergonzosas que he visto", dijo el domingo a ABC News el jefe republicano del Comité de Asuntos Exteriores, Michael McCaul. “Porque si no tenemos un presidente de la Cámara, no podemos gobernar. Y cada día que pasa, básicamente estamos paralizados como gobierno”, añadió.
La semana pasada, el jefe del Comité Judicial, Jim Jordan, un aliado del expresidente Donald Trump, parecía dispuesto a poner fin a esta búsqueda cada vez más problemática del partido. Terminó sufriendo tres fracasos en otras tantas votaciones. Luego los republicanos retiraron su apoyo y anunciaron que se reunirían el lunes para designar un nuevo candidato al cargo de “portavoz”. Donald Trump, que respaldó a Jim Jordan, dijo a los periodistas antes de un acto de campaña en New Hampshire que había hablado con Tom Emmer durante el fin de semana pero que no tenía planes de respaldarlo, diciendo que prefería “abstenerse por un tiempo”.
Estas disfunciones dentro del Partido Republicano están impidiendo que el Congreso responda a la demanda de Joe Biden de más de 100 mil millones de dólares en fondos de emergencia, principalmente ayuda militar para Ucrania e Israel en sus guerras contra Rusia y Hamás, respectivamente. “En un momento crítico en el que nuestros aliados cuentan con nosotros para mostrar liderazgo (...), los republicanos de la Cámara de Representantes se están burlando de nuestro gobierno y avergonzando al país en el escenario mundial”, denunció la portavoz del Comité Nacional Demócrata, Sarafina. Chitica.
Y a menos que los funcionarios electos aprueben el presupuesto federal de 2024 antes del 17 de noviembre, la administración federal quedará paralizada y cientos de miles de trabajadores serán enviados temporalmente a casa sin paga.
Desde hace tres semanas, ahora reina la confusión en el Congreso sobre el procedimiento a seguir. ¿Sacarán los republicanos un nombre de la chistera sobre el cual puedan encontrar consenso? Hipótesis poco probable: ¿llegarán los demócratas a un acuerdo con algunos republicanos moderados? Nada es menos seguro, y el culebrón parlamentario promete nuevos giros en los próximos días y semanas.
