El presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, restablecieron el miércoles 15 de noviembre un diálogo que había estado en suspenso durante un año, pero los líderes de las dos mayores potencias mundiales también señalaron diferencias que parecen insuperables, en particular en Taiwán. La esperada cumbre de California permitió en particular a los dos Jefes de Estado acordar reanudar las comunicaciones militares de alto nivel, suspendidas desde hace más de un año.
Xi también acordó tomar “una serie de medidas importantes para reducir significativamente los suministros” de fentanilo, según un alto funcionario estadounidense. Este potente opiáceo sintético producido con compuestos químicos procedentes especialmente de China provoca cada año decenas de miles de sobredosis en Estados Unidos.
Joe Biden, en campaña para un segundo mandato, y Xi Jinping, ante una situación económica y social degradada en China, tienen un interés fundamental en garantizar que la rivalidad entre sus países siga bajo control durante un 2024 potencialmente tumultuoso, con elecciones presidenciales en el Estados Unidos y Taiwán. El estatus de la isla, sobre la cual Beijing reclama soberanía y a la que Washington proporciona asistencia militar sustancial, sigue siendo un tema central de fricción. El miércoles, Joe Biden pidió a Xi que “respete el proceso electoral” en la isla, según un alto funcionario estadounidense. El presidente chino, por su parte, instó a Biden a “dejar de armar a Taiwán” mientras hablaba de una reunificación “inevitable”, según una fuente de la diplomacia china.
Washington también pide a China, socio cercano de Irán y Rusia, que no agrave las grandes crisis internacionales: el conflicto entre Israel y Hamás y la guerra en Ucrania.
Los dos hombres pasaron juntos un total de cuatro horas, entre una reunión, un almuerzo de trabajo e incluso un breve paseo, suficientes para dar una imagen de tranquilidad a la prensa. El presidente estadounidense recibió a su homólogo chino en una opulenta residencia enclavada en las colinas de California: la finca sirvió, como anécdota, de escenario para las intrigas venenosas del rey de la telenovela de los años 80, Dinastía.
Los dos líderes han logrado “progresos reales” frente a los “desafíos globales”, aseguró Joe Biden en la red social X (antes Twitter).
El presidente estadounidense había llamado, en una breve declaración introductoria a la prensa al inicio de la reunión, a gestionar la rivalidad de manera "responsable", para "garantizar que no degenere en conflicto". Xi Jinping, que advirtió de las consecuencias “insoportables” de un enfrentamiento, estimó, según una traducción al inglés, que China y Estados Unidos no podrían “dar la espalda” el uno al otro. “El planeta es lo suficientemente grande como para que nuestros dos países prosperen”, aseguró, mientras Washington y Beijing mantienen una feroz competencia, ya sea económica, tecnológica, estratégica o militar. Sin embargo, informó a Joe Biden que las sanciones estadounidenses perjudican “los intereses legítimos” de China, según medios estatales.
“Nuestras reuniones siempre han sido francas, directas y útiles”, aseguró Joe Biden, que se había reunido varias veces con Xi Jinping antes de convertirse en presidente y que se enorgullece de comprenderle especialmente bien. "Creo firmemente en un futuro prometedor para la relación bilateral", afirmó Xi Jinping, al tiempo que advirtió contra cualquier tentación de Estados Unidos de "remodelar" China.
No se espera ninguna declaración conjunta al final de la reunión pero Joe Biden tiene previsto dar más detalles durante una rueda de prensa. Xi Jinping y Joe Biden hablaron por última vez hace un año, al margen de la cumbre del G20 en Bali. Desde entonces, la relación bilateral ha seguido tensándose, amenazando incluso con verse gravemente descarrilada por el vuelo sobre territorio estadounidense de un globo chino a principios de año. Washington había denunciado una operación de espionaje, que China había negado.
En marzo, el presidente chino denunció una estrategia estadounidense de “cerco”, mientras Estados Unidos fortalece sus alianzas en Asia-Pacífico y acumula sanciones económicas contra China. Sin embargo, el tono se suavizó lo suficiente en verano como para permitir la organización del cara a cara californiano.
