"Las bombas, los proyectiles y las minas sin explotar esparcidos por Ucrania amenazan la vida de su pueblo y corren el riesgo de dejar inutilizables las tierras agrícolas fértiles en los años venideros". La dramática observación la hizo el pasado martes Andrew Duncan, responsable de temas relacionados con la contaminación por armas del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), de visita en Kiev.
El enterramiento de bombas, proyectiles y minas es demasiado rápido para poder retirar las minas sobre la marcha, insistió. Ucrania necesitará "recursos considerables para escanear grandes extensiones de áreas afectadas, marcar la ubicación de las minas y luego abordar la larga y peligrosa tarea de desminado". Mientras tanto, “los agricultores a menudo se enfrentan a una elección imposible”, lamenta Andrew Duncan. "Diariamente, tienen que decidir si quieren arriesgar sus vidas para cultivar su tierra o arriesgarse a perder sus ingresos y los medios económicos para mantener a sus familias".
Los agricultores tienen que limpiar las minas ellos mismos. “Hay minas por todas partes y los desminadores están desbordados”, explica Alessandra Kirsch, directora de estudios de Agriculture Strategies y doctora en economía agrícola. “Los agricultores se ven obligados a jugar a los desminadores”. Por un lado, esto presenta “enormes riesgos”, por otro lado, ralentiza su trabajo. “En Ucrania, las granjas son muy, muy grandes y todo tiene que hacerse muy rápido. Cuando llega el momento de sembrar o cosechar, trabajan día y noche para que todo termine a tiempo. Con las minas, eso ya no es posible”. Esta es una de las razones por las que se espera que la producción agrícola de Ucrania disminuya un 37 % en comparación con 2022 y un 60 % en comparación con 2021. Según las estimaciones, Ucrania podría producir alrededor de dieciséis millones de toneladas de trigo en 2023, en comparación con más de veinte millones y a veces incluso treinta millones antes de la guerra.
Estas no son las únicas dificultades que enfrentan los agricultores ucranianos. Han "sufrido los embates del aumento del precio de los insumos", lo que les obliga a utilizar menos fertilizantes. Habrá, por tanto, “una caída de las superficies sembradas y una reducción de los rendimientos”. A esto se suma el “acceso muy caro al dinero” y la presión a la baja sobre los precios agrícolas, debido a la destrucción de la infraestructura de almacenamiento de los comerciantes, que por lo tanto operan “casi en el justo a tiempo”.
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El debilitamiento del sector agropecuario afectará a toda la economía nacional, ya que este sector representó el 15% del PIB en 2021, el 20% de la población activa y el 40% de las exportaciones. "La agricultura, para Ucrania, es vital", dice Alessandra Kirsch. Las consecuencias traspasan las fronteras del país en guerra: Ucrania supone el 12% del comercio mundial de trigo, el 18% del maíz y el 30% del girasol. "Ucrania estaba vendiendo mucho a los países del norte de África, que absolutamente necesitan importar para su seguridad alimentaria". Ahora dependen de las exportaciones rusas. “Es por eso que muchos países se abstuvieron durante la votación de la ONU para condenar a Rusia en febrero de 2023”, dice el doctor en economía agrícola. La tierra ucraniana es "crucial para proporcionar un suministro asequible de cereales" y "alimentar a la gente a escala mundial", dijo Andrew Duncan.
