El líder del partido Nueva Democracia, Kyriakos Mitsotakis, prestó juramento el lunes 26 de junio para un segundo mandato como primer ministro de Grecia, mientras la derecha sale fortalecida de las elecciones legislativas. El líder conservador de 55 años, que llegó al poder en 2019, ganó su apuesta al obtener el domingo la mayoría absoluta que le permitirá formar gobierno sin tener que forjar una alianza. Con el 40,55 % de los votos, Nueva Democracia (ND) ha asegurado de hecho 158 escaños de diputados de los 300 del parlamento unicameral griego.
Estas elecciones, las segundas en cinco semanas, también estuvieron marcadas por un giro a la derecha, con la debacle del partido de izquierda Syriza y la elección de diputados de tres pequeños partidos nacionalistas o de extrema derecha. En presencia de la Presidenta de la República Helénica Katerina Sakellaropoulou y el Arzobispo de la Iglesia Ortodoxa Ieronymos, Kyriakos Mitsotakis hizo un juramento religioso, según la tradición en Grecia.
“Estamos iniciando un trabajo arduo para reformas importantes”, dijo tras ser recibido por el jefe de Estado. “Me comprometo a implementar cambios importantes (…) durante este segundo cuatrienio (…) Tenemos una cómoda mayoría parlamentaria para hacerlo”. El nuevo gobierno debe ser designado inmediatamente. El domingo, ND logró una mejor puntuación que cuando llegó al poder hace cuatro años (39,85% en 2019), y una de sus mejores actuaciones desde la restauración de la democracia en 1974.
La derecha se aseguró la mayoría absoluta gracias a un “bono” de 50 escaños otorgado al partido que resultó vencedor. En la elección anterior, el 21 de mayo, Kyriakos Mitsotakis no logró sus objetivos debido a un método de votación diferente. Tras haber descartado formar una coalición, había convocado a nuevas elecciones, celebradas el domingo. Para este segundo mandato, despliega un ambicioso programa económico, con promesas de aumentos salariales, sobre todo para los de menores ingresos, pero también de contratación masiva de personal médico y médicos en los hospitales públicos.
Su primer mandato estuvo marcado por la reactivación de la economía y la caída del desempleo, en un país que sufre el alto costo de la vida y los bajos salarios. Con esta gran victoria, este hombre de una larga línea de líderes políticos ahora puede reclamar un papel importante dentro de la derecha europea. "¡Nueva Democracia es el partido de centroderecha más fuerte de Europa!", lanzó el domingo por la noche frente a sus tropas.
“Sin oponente, dominio absoluto de Mitsotakis”, titulaba este lunes el diario centrista Ta Néa, mientras algunos analistas se muestran preocupados por la omnipotencia de la derecha en el Parlamento frente a una oposición de izquierda muy debilitada. El partido Syriza del ex primer ministro Alexis Tsipras (2015-2019) sufrió una aplastante derrota, y ni siquiera logró mantener su puntaje del 20% el 21 de mayo. Syriza obtuvo solo el 17,84% de los votos el domingo, es decir, más de 20 puntos de diferencia con Nueva Democracia. "Fue una batalla difícil (...) El resultado obviamente es negativo para nosotros", admitió el belicoso cuarentón.
Para muchos analistas, sus días al frente de Syriza ahora parecen contados. Tras el anterior revés del 21 de mayo, admitió haber considerado renunciar. Diez días después del naufragio mortal de un barco sobrecargado de inmigrantes frente a las costas de Grecia, que sin duda causó cientos de muertos, tres pequeños partidos nacionalistas y antiinmigrantes también se sentarán en el nuevo Parlamento. Entre ellos, obtuvieron el 12,77% de los votos.
Entre ellos, los "espartanos" sorprendieron con el 4,64% de los votos y 12 diputados electos. Este partido, desconocido hasta hace poco, cuenta con el apoyo de un exejecutivo de la formación neonazi Amanecer Dorado, Ilias Kassidiaris. Este último, antisemita y revisionista, cumple actualmente una dura pena de prisión y, por lo tanto, el Tribunal Supremo le impidió presentarse a las elecciones. Esta elección también estuvo marcada por una alta abstención (47%), lo que sin duda refleja el cansancio de los votantes llamados a las urnas dos veces en cinco semanas.
