Un avión de Alaska Airlines con destino a Ontario, California, se vio obligado a dar media vuelta y realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto internacional de Portland la noche del viernes 5 de enero, después de que una sección de su fuselaje se desprendiera repentinamente. No se reportaron heridos. Los pasajeros del vuelo compartieron fotos en las redes sociales que mostraban un enorme agujero en el costado del avión, detrás del ala izquierda, como si hubieran arrancado una sección entera del fuselaje, alrededor de la ventana.
Una pasajera de 20 años dijo al periódico local The Oregonian que escuchó “un estallido muy fuerte” unos 20 minutos después del despegue. “Sonaba como si te golpearan los oídos como de costumbre en un avión, pero 10 veces más fuerte”, dijo. "No podía creer que fuera real". Según testimonios en las redes sociales, muchos objetos fueron aspirados fuera del avión en el momento del accidente, pero afortunadamente ningún pasajero se encontraba en las inmediaciones de la ventanilla en ese momento.
En lugar de caer en el caos, una extraña calma se instaló en el avión, según el testimonio de este pasajero, mientras unos 200 pasajeros estaban a bordo. "Solo estaba rezando para que todo saliera bien", dijo. “Estábamos todos tranquilos, pero sentí que estaba a punto de llorar, porque quién sabe, podrían ser mis últimos momentos”. Otro pasajero, Kyle Rinker, de 29 años, dijo en un mensaje de texto que el avión “estaba sepulcralmente silencioso. Nadie hizo ningún ruido". La compañía dijo en la red social X que estaba "al tanto de un incidente relacionado con el vuelo de Alaska Airlines.
El registro de la FAA indica que el Boeing 737-9 era casi nuevo, fabricado en 2023 y certificado en noviembre. Alcanzó una altitud de 16.000 pies antes de girar de regreso hacia Portland.
