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En Madrid, el Museo del Prado da la vuelta a la tortilla y revela entre bastidores

Revelar la cara oculta de una obra es la promesa de Reversos (Envers), la última exposición del Museo del Prado de Madrid, donde el público podrá descubrir el sorprendente reverso de las pinturas, los intentos fallidos o los mensajes ocultos de los artistas.

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En Madrid, el Museo del Prado da la vuelta a la tortilla y revela entre bastidores

Revelar la cara oculta de una obra es la promesa de Reversos (Envers), la última exposición del Museo del Prado de Madrid, donde el público podrá descubrir el sorprendente reverso de las pinturas, los intentos fallidos o los mensajes ocultos de los artistas. En resumen, detrás de escena. Fue el cuadro más famoso del Prado el que inspiró la idea de la exposición: Las Meninas de Velázquez. En este inmenso y enigmático lienzo aparece el propio pintor de cara al espectador, detrás de su caballete. Un efecto espejo que ha alimentado numerosas tesis en el mundo de la pintura.

Se trata de una fiel reproducción del reverso de la obra que da la bienvenida al público, un inmenso marco de madera de 3,6 m por 3,2 m colocado en el suelo, que aumenta la impresión de gigantismo del lienzo. “Esta exposición va mucho más allá del simple hecho de girar los cuadros en la pared”, explica su comisario, Miguel Ángel Blanco.

Este último inspeccionó los fondos del Prado durante siete años. “Vi todos los reversos de las pinturas. Por delante y por detrás”, afirmó. Se agregaron préstamos de 29 museos y colecciones internacionales. Entre ellos, un autorretrato de Vincent Van Gogh, expuesto por primera vez en el museo español, cuyo caballete ocupa el primer plano. También colgaba una escena similar del pintor en su estudio de Rembrandt. Tiziano, Magritte, Goya y, más recientemente, Sophie Calle completan la colección.

Puesta en escena, puesta en abismo, trampantojo, garabatos ocultos, mensajes garabateados por el artista, las obras pueden examinarse desde todos los ángulos, agudizando una curiosidad rayana en la indiscreción. En salas con paredes completamente negras, otras obras se exhiben, como joyas, en vitrinas alrededor de las cuales el público puede deambular. Las pinturas se convierten en objetos accesibles a la vista, sin más secretos. Se trata de cambiar el punto de vista del espectador y llevarlo detrás de las escenas de la creación y del museo, donde nunca tendría acceso, para abrir "una puerta dimensional a los secretos del arte", explica Miguel Ángel Blanco.

Varios cuadros revelan bocetos tachados y proyectos inacabados, mientras que el frente está perfectamente realizado. También se incluye el bastidor original de uno de los cuadros más famosos del mundo, Guernica, encontrado hace dos años en las reservas del MOMA de Nueva York. “Descubrieron estos travesaños y esta etiqueta que decía 'Picasso, San Francisco' porque viajó por 30 ciudades. Fue inmovilizado y desenganchado 45 veces. Es el marco más crucificado de la historia”, afirma el comisario señalando los agujeros que salpican la estructura de madera. En cuanto a esta huella negra, se trata de “la pincelada desconocida del Guernica, una pincelada que se le escapó a Picasso y que quedó en este marco”, afirma entusiasmado.

Una obra de Michelangelo Pistoletto (Caballete sobre lienzo, 1962-1975) presenta al público, que se refleja en un espejo de cuerpo entero sobre el que se ha pintado un caballete, transformando al espectador en un artista como Velázquez en Las Meninas. Un cuadro de Martin van Meytens (1731) hace sonreír: en la cara A, la Buena Hermana arrodillada muestra a una monja ante una mesa de oración, mientras a sus espaldas otra hermana parece hablarle. En el rostro B, la misma monja se encuentra en la misma posición y, vista desde atrás, tiene el alba levantada sobre la espalda, las nalgas al descubierto y las medias decoradas con un lazo rojo, todo ello expuesto a la otra carmelita.

Las traviesas fotografías de Eliott Erwitt, uno de los fotógrafos de la agencia Magnum fallecido el mes pasado, que inmortalizan a los espectadores en el Prado alegran el recorrido: vemos a un grupo de hombres acurrucados frente a un desnudo femenino junto a un cuadro que representa a una mujer vestida. frente a quien se encuentra un solo espectador. Inaugurada en noviembre, la exposición se podrá visitar hasta el 3 de marzo de 2024.

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