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El psicoanalista Gérard Miller, objeto de una nueva denuncia por violación

El terapeuta Gérard Miller es objeto de una tercera denuncia por “violación”, supo Le Figaro el miércoles 21 de febrero a través de la abogada de la denunciante, Marie-Paule Paoli, confirmando informaciones de Le Parisien.

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El psicoanalista Gérard Miller, objeto de una nueva denuncia por violación

El terapeuta Gérard Miller es objeto de una tercera denuncia por “violación”, supo Le Figaro el miércoles 21 de febrero a través de la abogada de la denunciante, Marie-Paule Paoli, confirmando informaciones de Le Parisien.

Según esta denuncia presentada contra “X” que pudo consultar Le Figaro, los hechos alegados son atribuibles al célebre psicoanalista. La denunciante, Aude G., tiene 39 años y trabaja como psicoanalista. Los hechos no estarían prescritos.

Los hechos tuvieron lugar en 2001, cuando Aude G. tenía sólo 17 años y cursaba el último año L. En el colegio, Aude era una apasionada de las clases de filosofía. Es una estudiante de secundaria curiosa que escucha y lee todo lo que puede sobre el tema. Devora las obras de grandes pensadores. Escribe regularmente para el periódico de su escuela secundaria, "Doxa". Quiere ser psicoanalista.

“En aquella época, su ídolo era Gérard Miller”, nos cuenta Me Paoli. Por tanto, es bastante natural que, mientras se disponía a escribir un artículo para el periódico “Doxa” sobre la libertad de expresión, decidiera, junto con una amiga, Audrey, ponerse en contacto con Gérard Miller.

Aude y Audrey no lo creen mucho pero prueban suerte de todos modos. Ni uno ni dos, arrancan una hoja de su carpeta y escriben una carta al psicoanalista. La carta destinada a Gérard Miller se envía al equipo Europa 1, antena en la que Gérard Miller aparecía regularmente en el programa de Laurent Ruquier, “On va s'gêner”. “Nos gustaría mucho conocerte en el marco de nuestros estudios”, escriben las dos jóvenes. Anotan su nombre y su edad, 17 años.

El día de su cumpleaños, Aude recibe una respuesta positiva. Ella no puede creer lo que oye. Ella piensa que es una broma. Pero no, ese no es el caso. Habla Gérard Miller por teléfono. “Me escribiste y dejaste tu número, así que te llamé”, se habría justificado el terapeuta al otro lado del auricular. Antes de concertarle una primera reunión, el domingo siguiente.

El fin de semana siguiente, Aude y Audrey van, según lo acordado, a la mansión de Gérard Miller en el distrito 11 de París... en compañía de otro compañero de clase, Mathieu. “Vinieron con su guardaespaldas”, les habría susurrado el psicoanalista, un poco burlonamente.

Los tres quedan cautivados por este encuentro. Les resulta difícil creer que un hombre tan famoso les dedicara algo de su tiempo. Aude, Audrey y Mathieu lo entrevistan con vistas a publicar su artículo.

Aude recuerda muy bien los lugares. Allí se encuentra el patio empedrado de la mansión. Este edificio “claro y muy impresionante”. Luego la consulta del psicoanalista. Un sofá, al lado. Y su gata, a la que llama “Scarlett”.

Algún tiempo después, el terapeuta vuelve a contactar con los dos amigos. Ofrece a las jóvenes un nuevo encuentro, para aportar alguna aclaración a su estudio. Aude y Audrey regresan con Gérard Miller. Al final de este intercambio, les ofrece una sesión de hipnosis. Pero Audrey es inflexible: no quiere. Ella no quiere.

A Aude le gustaría participar en el experimento. Después de todo, es uno de los métodos utilizados en psicoanálisis, y ¿no es su mayor deseo convertirse en psicoanalista? Pero Gérard Miller habría sido categórico: sólo realizará una sesión de hipnosis a las dos jóvenes “o a nadie”.

Por tanto, termina esta segunda reunión. Posteriormente, Gérard Miller intercambia mensajes de texto, únicamente con Aude. “Deseo verte de nuevo. ¿Aud... y/o Aud...?”, le escribió, jugando así con los nombres de pila de los dos amigos.

Hasta aquel día de noviembre de 2001 en que Gérard Miller invitó a Aude a una conferencia en la que él participaba, en París. “Al final de esta intervención, él le propuso ir a almorzar con él y con Laurent Ruquier”, nos explica Me Paoli. “Los dos hombres estaban hablando sobre el programa de Elie Semoun y la salud mental de Liane Foly. Entonces Gérard Miller se ofrece a llevar a mi cliente a casa para completar su artículo. La lleva a su habitación llamada “japonesa”, descrita por muchos denunciantes”.

De repente, Aude se siente “oprimida”, “demacrada”. Tiene una ausencia. Entonces siente al psicoanalista tendido encima de ella. Según el testimonio de la joven, Gérard Miller le dijo: "No seré tu primera", además de: "¿alguna vez te has acostado con un chico?".

Aude G. certifica haber respondido “no” al psicoanalista. Ella es virgen. “Justo después de esta respuesta, Gérard Miller sacó su pene, lo puso en la mano de Madame Aude G. para que ella lo masturbara, luego le metió el pene en la boca, obligándola a realizar una felación. Un acto que mi cliente desconocía por completo”, informa Me Paoli.

“Incapaz de moverse o de expresar su desaprobación por este acto, la señora Aude G. se encontró aturdida, con el cuerpo pesado, sugiriendo una sumisión química mediante la administración de una sustancia que habría abolido su discernimiento”, precisa también en la denuncia que Le Figaro pudo consultar. Aude G. regresó a casa al final de la tarde.

¿Por qué hablar 22 años después? “No sólo porque quedó impactada por un intercambio transmitido entre Gérard Miller y Benoit Jacquot sobre la transgresión, sino también porque quedó conmovida por los testimonios de los demás denunciantes en los que encontró el mismo modus operandi. Había intentado enterrarlo todo durante años. Después de pensarlo detenidamente y hablarlo con su pareja, se dijo a sí misma que era una forma de reparación para ella brindar su testimonio”.

Pero ¿por qué entonces presentó una denuncia contra “X”? “Esto podría permitir una apertura más amplia de la investigación. Sobre todo en lo que respecta a la posible sumisión química”, según Me Paoli. “Nos gustaría saber si hubo una presentación química y, de ser así, ¿de dónde vino? ¿Cómo es que consiguió este agujero negro? Esperamos que una investigación determine esto”.

Varias otras mujeres acusan a Gérard Miller de los mismos hechos, según testimonios recogidos por nuestros compañeros de Mediapart y de la revista Elle. Dos denuncias precedieron a la de Aude G. Por su parte, Gérard Miller no niega haber tenido relaciones sexuales con estas mujeres, pero niega, sin embargo, haberlas obligado a hacerlo.

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