"Hasta aquí todo va bien. Pero lo importante no es la caída, sino el aterrizaje”. La caída fue dura y violenta para Christophe Moreau. El post-carrera fue un auténtico descenso a los infiernos para el cuarto clasificado del Tour de Francia de 2000. El ex corredor francés, de 52 años, se hundió en el alcohol y las drogas hasta que fue condenado a un mes de prisión a principios de año. y luego ser colocado en rehabilitación. Todo salió mal el día en que Christophe Moreau, en estado de embriaguez muy avanzado, mientras hablaba por teléfono con su hija, amenazó con matar a su exmujer.
“Mientras estaba bajo custodia policial me reprodujeron una grabación de lo que había dicho. Y escuché a una basura hablando con mi hija y amenazando a su madre. ¡Esa escoria era yo! Me comporté como un perdido y tuve que pagar”, confió el excorredor el viernes en una entrevista con Le Parisien. El ex maillot amarillo se dio cuenta de los estragos que el alcohol y las sustancias ilícitas han dejado en su vida. “Rara vez bebía solo. Pero un trago, más otro… Y otras cosas aún peores con toda la mierda posible. La cocaína, por ejemplo. Porque quería salir de fiesta sin cansarme. Mi apodo en la industria es "el grande". Y quería justificarlo. Es tan estúpido y tonto cuando lo pienso”, explica Moreau antes de concluir: “Y también caí en otras trampas, como querer seducir demasiado. Estaba realmente obsesionado con agradar y ser el centro de las cosas. Seguir siendo el que todos admiraban, aunque me estuviera perdiendo. Lo entendí después del tratamiento de desintoxicación que me impuso el juez tras mi detención. Antes estaba seguro de que me las arreglaba bien. Pensé que estaba celebrando cuando me estaba hundiendo”. Christophe Moreau, que hoy vive en el pequeño pueblo de Porrentruy, en el cantón suizo del Jura, dice que se siente mejor y pasa el mayor tiempo posible con sus hijas.
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