Los Emiratos Árabes Unidos, que presidieron la COP28, y sus sucesores, Azerbaiyán para la COP29 y Brasil para la COP30, anunciaron el martes que habían lanzado una asociación sin precedentes para “mejorar la cooperación y la continuidad” en las negociaciones climáticas globales con el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5. °C. Esta “troika de presidencias de la COP”, prevista en el acuerdo final de la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, debe “garantizar la colaboración y la continuidad necesarias para mantener a la vista la estrella polar de 1,5°C, desde Bakú hasta Belém y más allá ”, dijo Sultan Al Jaber, presidente de la COP28, citado en un comunicado de prensa.
Los 198 países que adoptaron el acuerdo final de la COP28 el 13 de diciembre en Dubai, habían dado un mandato a estas tres presidencias para trabajar juntas en “una hoja de ruta para la misión 1,5°C”, el objetivo más ambicioso del acuerdo de París, en serio. amenazada por la trayectoria de las emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad. Los compromisos actuales de los países sitúan al mundo en una trayectoria de calentamiento de 2,5° a 2,9°C a lo largo del siglo, según cálculos de la ONU. El límite de 1,5°C probablemente se alcanzará entre 2030 y 2035, según estimaciones de los expertos en clima de las Naciones Unidas (IPCC). Estos últimos subrayan que cada décima de grado adicional intensifica y multiplica los fenómenos extremos.
Esta asociación, según el acuerdo final de la COP28, debe “fortalecer significativamente la cooperación internacional y el entorno internacional propicio para estimular la ambición en el próximo ciclo de contribuciones determinadas a nivel nacional”, es decir, los planes de reducción de emisiones de cada país (NDC, en inglés), que debe ser revisado al alza en la COP30 en Belém, Brasil, en 2025. Esto “con miras a fortalecer la acción y la implementación durante esta década crítica y mantener la marca de 1,5°C dentro de nuestro alcance”, según el acuerdo.
En la COP28, el mundo acordó una “transición para alejarse” de los combustibles fósiles, pero el acuerdo no contenía avances para desbloquear los flujos financieros hacia los países en desarrollo, un importante punto de fricción en las negociaciones globales. Este tema promete ser un tema central de la COP29 en Bakú, que debe fijar un nuevo objetivo para la ayuda financiera climática proporcionada por los países desarrollados.
Con dos años de retraso, los países ricos “probablemente” hayan cumplido su promesa inicial de 100.000 millones de dólares en financiación climática anual para 2022, según la OCDE. La ayuda pública, sin embargo, es insuficiente: en 2030, los países en desarrollo, sin incluir a China, necesitarán 2.400 millones de dólares anuales, según un cálculo de expertos de la ONU.
Para alcanzar el límite de 1,5°C, “será esencial establecer un nuevo objetivo de financiación, que refleje la escala y la urgencia del desafío climático”, dijo el presidente designado de la COP29, Mukhtar Babayev, ministro de Ecología y Recursos Naturales, presentándose como un “constructor de puentes entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo”.
