Al menos 13 personas murieron y otras cuatro están desaparecidas tras el paso de un ciclón entre el jueves 15 y el viernes 16 de junio por el sur de Brasil, que también cobró miles de víctimas, anunciaron las autoridades el domingo 18 de junio. Lluvias ininterrumpidas y fuertes vientos causaron daños en decenas de municipios del estado de Rio Grande du Sud, incluida su capital, Porto Alegre. “Se eleva a 13 el número de muertos y continúa la búsqueda”, anunció en Twitter Protección Civil de este estado fronterizo de Uruguay y Argentina. Una cifra anterior reportó 11 muertos.
Sin embargo, el número de desaparecidos se revisó a la baja, de 20 el sábado a cuatro, todos en la ciudad de 8.000 habitantes de Caraa, la más afectada, en la costa, a 90 km de Porto Alegre. Medios locales que difunden imágenes de un auto arrastrado por fuertes vientos en un cementerio. “El agua nos subió hasta la cintura dentro de la casa. Menos mal que los bomberos llegaron rápido y nos subieron a las canoas. Parecía una pesadilla”, dijo una residente de la ciudad de Sao Leopoldo al diario Estadao, que no dio su nombre.
Otras personas fueron evacuadas en helicóptero. Más de 3.700 residentes sufrieron daños en sus viviendas y, hasta el domingo, unas 84.000 personas se quedaron sin electricidad. Unos 700 habían sido evacuados con antelación de las zonas de riesgo.
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El gobernador del estado, Eduardo Leite, inició el sábado un reconocimiento en helicóptero de las zonas más afectadas, acompañado en particular por socorristas. Anunció que un bebé de cuatro meses que no pudo recibir la atención que necesitaba había fallecido en Sao Sebastião de Cai.
En Sao Leopoldo cayeron 246 mm de lluvia en 18 horas, “un nivel nunca visto en la historia” de esta ciudad de 240 mil habitantes, subrayó el alcalde de Porto Alegre Ary Jose Vanazzi. En Caraa, donde la situación era preocupante, se transformó un centro comunitario para albergar a los cientos de víctimas.
Según Eduardo Leite, los bomberos estatales ya acudieron en auxilio de 2.400 personas en las zonas afectadas por el ciclón. “Nuestro principal objetivo es primero proteger y salvar vidas. Rescatar personas aisladas, localizar a los desaparecidos y brindar asistencia a las familias”, dijo Eduardo Leite.
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Brasil ha sido golpeado en los últimos años por un clima mortal, cuyos vínculos con el cambio climático no son descartados por los expertos. Los efectos son aún más devastadores en un contexto de urbanización descontrolada. Al menos 65 personas murieron en febrero en inundaciones y deslizamientos de tierra provocados por lluvias torrenciales en el estado de Sao Paulo (sureste). Alrededor de 9,5 millones de los 215 millones de habitantes de Brasil viven en áreas con riesgo de inundaciones o deslizamientos de tierra.
