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Para TotalEnergies, la transición energética no va lo suficientemente rápida

“¿Podemos ser “cero emisiones netas” de carbono en el mundo? Creo que sí, pero los esfuerzos serán muy importantes”, se muestra optimista Patrick Pouyanné, director general de TotalEnergies.

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Para TotalEnergies, la transición energética no va lo suficientemente rápida

“¿Podemos ser “cero emisiones netas” de carbono en el mundo? Creo que sí, pero los esfuerzos serán muy importantes”, se muestra optimista Patrick Pouyanné, director general de TotalEnergies. Pero los datos comunicados por la empresa muestran la magnitud de la tarea. Cada año, durante los últimos cinco años, TotalEnergies ha comunicado su visión global de la energía. No se trata del grupo petrolero, sino de las perspectivas globales del sector. Para la energética, el panorama sigue siendo complicado. “La transición energética está en marcha, pero debemos acelerarla hoy”, estima Helle Kristoffersen, miembro del comité ejecutivo de TotalEnergies, que supervisó este estudio.

¿Evidencia de esta transición? “En los últimos 20 años observamos una desvinculación entre el crecimiento del PIB, del 3,3% anual, la demanda de energía primaria, del 1,8%, y las emisiones de CO2, del 1,7%”, continúa Helle Kristoffersen. Este desacoplamiento fue posible gracias a una mejor eficiencia energética, la electrificación de usos y un aumento de la producción de energías renovables. “El aumento de las renovables en los últimos cinco años ha respondido al 40% del crecimiento de la demanda de energía primaria”, subraya el dirigente.

Problema: esta transición no va lo suficientemente rápida como para frenar realmente el calentamiento global. “Si la transformación de los sistemas energéticos del mundo continúa según las tendencias actuales, el aumento de la temperatura global en 2100 será de más de 3 grados”, advierte Helle Kristoffersen. Lo que representaría un verdadero desastre. Por tanto, es absolutamente necesario acelerar esta transición. Parece posible. Los medios son conocidos: debemos reducir masivamente el uso de recursos fósiles, en primer lugar el carbón porque es, con diferencia, la fuente que más emite CO2, pero también el gas y el petróleo.

TotalEnergies divide el mundo en tres tercios. En el primero, alrededor de cuarenta países desarrollados que se han comprometido con la neutralidad de carbono para 2050. El segundo lo integra China. Y el tercero, del resto del mundo. En masa, cada grupo emite una cantidad equivalente de CO2, entre 10,1 y 11,4 mil millones de toneladas. Evidentemente, la situación por habitante es muy diferente, ya que cada habitante del tercer grupo emite 2,2 toneladas de CO2 al año, frente a las 7,1 toneladas de China y las 9 toneladas de los países desarrollados.

Para mantener un aumento global de la temperatura de entre 2,1 y 2,2 grados en 2100, es decir superior al de los acuerdos de París que pretendían contener el aumento por debajo de los 2 grados, sería necesario que los países que aspiran a la neutralidad de carbono en 2050 pero también China, que aspira al mismo nivel en 2060, está cumpliendo su objetivo. Pero debemos ir más allá y garantizar que las energías bajas en carbono cubran la mitad del crecimiento de la demanda energética en los países emergentes. “La dificultad es gestionar las contradicciones entre las necesidades a corto y medio plazo”, analiza Patrick Pouyanné. Este es, por ejemplo, el caso cuando la mayoría de los países europeos pusieron en marcha ayudas financieras para los combustibles fósiles, porque los precios de la energía se han disparado tras la guerra en Ucrania, cuando obviamente es necesario reducir el uso de estos combustibles fósiles. O cuando la misma guerra en Ucrania obligue a Alemania a prescindir del gas ruso y, por tanto, a recurrir nuevamente al carbón. Estos acontecimientos muestran que la energía sigue siendo un bien esencial y que la aceptación social es una necesidad para una transición exitosa.

Los expertos de TotalEnergies también plantean un tercer escenario, al que llaman “ruptura”, porque supone un cierto número de rupturas. Y este último escenario permitiría contener el aumento de la temperatura global hasta 1,7/1,8 grados, es decir, por debajo de la barrera de los 2 grados. Para lograrlo necesitamos una electrificación masiva de los usos, un desarrollo muy significativo del biogás y los biocombustibles, así como hidrógeno verde para descarbonizar la industria. Sobre todo, los países más ricos deben apoyar masivamente a los países emergentes, tanto financiera como tecnológicamente y en términos de conocimientos humanos. Porque está claro, y lo han afirmado, que estos países aspiran legítimamente a un nivel de vida más alto, y que no dudarán en utilizar los recursos fósiles disponibles en su subsuelo para lograrlo. Necesitarán un apoyo masivo para que estos países no utilicen estos recursos fósiles, sino que opten por energía libre de carbono. Por lo tanto, el desafío para los países ricos es lograr implementar este apoyo, cuando ya deben encontrar recursos para lograr la neutralidad de carbono en sus países.

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