Debido a la inflación galopante, los franceses se ajustan el cinturón y adaptan sus hábitos de consumo. Los productos más caros se van desplazando poco a poco de las cestas de la compra. Con un aumento de precio año tras año que se acerca al 20%, los productos cárnicos están a la vanguardia de este importante desprendimiento. Según el último barómetro de Climate Action Network, casi el 57% de los franceses han reducido su consumo de carne en los últimos tres años. Una cifra nueve puntos superior respecto al último estudio de 2021, que confirma una tendencia global. Pero mientras el 2% de los franceses ya no consumen carne, los demás parecen ser cada vez menos cuidadosos con la calidad de su carne.
Sin embargo, la procedencia fue el primer criterio de compra en 2021. Pero ahora, es el precio el que está a la cabeza, muy por delante del impacto ambiental, el etiquetado orgánico o incluso la remuneración del obtentor. Aunque el podio precio/sabor/origen sigue siendo el mismo, “el origen local o al menos francés de la carne” y “el hecho de que el productor esté justamente remunerado”, experimentan vertiginosas caídas de 7 y 10 puntos. El criterio “precio” saltó 10 puntos. Prueba de que los franceses ahora buscan hacer ahorros como una prioridad. Sobre todo porque el argumento financiero también está en la pole position de las justificaciones: el 58% de los encuestados dice haber bajado su consumo de carne “para ahorrar dinero, porque es un alimento caro”. Los siguientes son la salud, el bienestar animal y el medio ambiente.
Por otro lado, el estudio de la Red de Acción Climática no dice nada sobre el consumo real de carne en Francia. El hecho de que una parte de los franceses diga que come menos no significa que el volumen total consumido esté disminuyendo. Según el último informe de FranceAgriMer sobre los mercados de productos lácteos, cárnicos y avícolas publicado en febrero, el consumo total francés de carne roja en 2022 supera en un 1,0 % al de 2021. Pollo. En 2022, “el consumo de carne de pollo se mantuvo al alza (4,6%), con un crecimiento similar al de 2021”, especifica el informe. Este aumento del consumo, unido a la grave crisis avícola francesa por la gripe aviar, está provocando un aumento de las importaciones. “En 2022, la participación de las importaciones de carne de aves de corral en el consumo ha aumentado considerablemente. Llegó al 42,7% para la carne de ave y hasta el 50,2% para la carne de pollo”. Este aumento en el consumo de pollo se debe principalmente al costo de la carne.
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Sea como fuere, entre los posibles sustitutos de las proteínas, los favoritos de los encuestados de la Red de Acción Climática son las legumbres, seguidas de cerca por los cereales. Considerados más baratos, más ricos en fibra y gratificantes para el terruño francés, estos alimentos pueden convertirse en las nuevas estrellas de los supermercados. Linterna roja de las alternativas a la carne, los insectos sin duda quedarán relegados al fondo de las estanterías.
