Diez días después de la inauguración de un templo hindú en Ayodhya, en el lugar de una mezquita arrasada en 1992, la ciudad santa de Varanasi (antes Benarés) se encuentra en el centro de disputas interreligiosas. Un tribunal local dio permiso el miércoles a los fieles hindúes para orar dentro de la mezquita de Gyanvapi y pidió a las autoridades que hagan arreglos dentro de los próximos siete días para garantizar que puedan rezar.
Este santuario, construido en el siglo XVI, estuvo reservado a los musulmanes sólo durante treinta años. En 1993, el jefe de la administración de Uttar Pradesh tomó la decisión de sellar el sótano, donde anteriormente residían un sacerdote hindú y su familia. Uno de sus descendientes afirma hoy que su antepasado organizaba allí oraciones. Ante el tribunal de Varanasi, invocó este vínculo familiar para reclamar el derecho a acceder al lugar así como a ejercer allí su religión.
Uno de los representantes del comité de la mezquita, SM Yaseen, responde que no hay pruebas de que allí se celebrara el culto. Pero un estudio realizado en 2023 por la agencia arqueológica gubernamental respalda la petición de los solicitantes. El estudio realizado en el yacimiento de Gyanvapi sostiene que la mezquita fue construida en el siglo XVI, sobre los restos de un templo hindú.
Como era de esperar, la decisión judicial generó reacciones contrastantes. Fue recibido muy favorablemente por los fundamentalistas hindúes. Alok Kumar, presidente de Vishva Hindu Parishad, una organización ultranacionalista, dijo que la decisión “llena de alegría los corazones de todos los hindúes”. » Del lado musulmán, varias organizaciones han expresado su desacuerdo. El comité de la mezquita anunció un recurso de apelación para impugnar el veredicto. Pero no hay lugar para el optimismo. "Una cosa de la que estamos seguros es que ya no podemos esperar justicia para los musulmanes en este país", dijo SM Yaseen a The Economic Times.
Algunas organizaciones musulmanas establecen paralelismos con la “Jerusalén hindú”, recién construida e inaugurada en Ayodhya. Este nuevo santuario está ubicado en el lugar donde nació la divinidad Rama, según un texto sagrado del hinduismo. Fue construido en el antiguo emplazamiento de la mezquita de Babri. Construido en el siglo XVI bajo el Imperio Mughal, fue destruido en 1992 por una turba hindú, lo que provocó disturbios interreligiosos que provocaron la muerte de dos mil personas.
En la India están aumentando las reivindicaciones contradictorias en torno a los santuarios religiosos. En Nueva Delhi, el minarete de Qutub Minar, erigido en el siglo XII y catalogado como patrimonio de la humanidad, está en el centro de una controversia entre hindúes y musulmanes. En 2017, incluso el Taj Mahal fue criticado por el nuevo ministro de Cultura de Uttar Pradesh. A sus ojos, era demasiado musulmán y no lo suficientemente hindú.
