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Debemos mantener el control sobre la inteligencia artificial en el trabajo, alega el jefe de los sindicatos europeos

Ningún trabajador 'sujeto a la voluntad de una máquina': la jefa sindical europea Esther Lynch pide a la UE que 'garantice un principio de control humano' sobre las tecnologías de inteligencia artificial en auge.

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Debemos mantener el control sobre la inteligencia artificial en el trabajo, alega el jefe de los sindicatos europeos

Ningún trabajador 'sujeto a la voluntad de una máquina': la jefa sindical europea Esther Lynch pide a la UE que 'garantice un principio de control humano' sobre las tecnologías de inteligencia artificial en auge. “De la misma manera que los tratados europeos garantizan la salud o la seguridad en el trabajo, debemos garantizar un principio de control humano sobre la máquina”, explica en una entrevista con la AFP. “Necesitamos estar seguros de que ningún trabajador estará sujeto a la voluntad de una máquina”, dijo, llamando a la perspectiva “distópica”.

La irlandesa de 60 años, nombrada secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) el pasado mes de diciembre, preside el Congreso de la organización que se desarrolla de martes a viernes en Berlín. Este evento reúne a representantes sindicales de unos cuarenta países cada cuatro años. La llegada con bombos y platillos del software ChatGPT a fines del año pasado sugiere los trastornos que traerá la inteligencia artificial a muchas profesiones.

Mientras a unos les entusiasma la posible desaparición de las tareas más repetitivas, a otros les preocupa una deshumanización de la toma de decisiones, con la creciente importancia de los algoritmos, y las consecuencias sobre los datos privados. Esther Lynch llama a la Unión Europea (UE) a “discutir” con los gremios para regular estas herramientas. “Cada tecnología tiene un lado positivo y un lado negativo, al igual que la IA. Pero cada vez que involucramos a los trabajadores (...) lo que sale es mejor”, dice.

La UE debate actualmente un amplio texto legislativo que permitirá regular determinados usos de la IA y prohibir otros como la “vigilancia generalizada de una población”. Ante los temores de recortes masivos de puestos de trabajo, Esther Lynch pide “garantizar que se crearán puestos de trabajo de calidad donde se destruirán algunos puestos de trabajo”. Finalmente, el líder insta a que “todos se beneficien de las ganancias de productividad que la inteligencia artificial hace posibles”, empleados y accionistas por igual.

La cuestión de la distribución de la riqueza también será un debate importante durante el Congreso, en un contexto de inflación galopante en Europa. “Las empresas más importantes de Europa vieron aumentar sus dividendos mucho más que sus salarios el año pasado”, según Esther Lynch. La organización está abordando los efectos de la política monetaria restrictiva del BCE para combatir la inflación. “Los trabajadores son las principales víctimas del aumento de las tasas de interés”, dice. "La solución es gravar los dividendos y redistribuir la riqueza".

Esther Lynch, la segunda mujer en dirigir la CES, obtuvo su primer mandato sindical en la década de 1980 en Irlanda. En 2015, se unió a la CES, que celebra su 50 aniversario. Comparte el liderazgo de los sindicatos europeos con el presidente francés de la CES, el jefe de la CFDT Laurent Berger, pero con funciones menos operativas. Sus primeros meses en el cargo estuvieron marcados por su expulsión de Túnez tras su participación en una manifestación organizada por el sindicato UGTT, cuya presidenta, Nourredine Taboubi, hablará este jueves en el Congreso del CES.

Según las autoridades, Esther Lynch había hecho allí declaraciones que constituían una “flagrante injerencia en los asuntos internos de Túnez”. “Hice un discurso moderado y respetuoso para apoyar a los sindicatos locales”, replica. Dice que la policía la visitó en su hotel después de que el gobierno le ordenara abandonar el país en 24 horas. “Mentiría si dijera que no tenía miedo”, dice.

“Cuando les pedí que me mostraran su placa, se rieron. Esta risa tenía la intención de hacerme entender que ya no estábamos en un régimen de derecho”, dice, diciendo que temía “la prisión, o algo peor”. "He pasado por el acoso más civilizado... pero podría sentarme aquí y llorar pensando en eso. El objetivo es asustar, intimidar y silenciar”, denuncia. “Eso es por lo que pasan tantas personas simplemente ejerciendo su derecho básico de pertenecer a un sindicato”.

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