El presidente azerbaiyano ya no quiere que la comunidad internacional participe en los asuntos del Cáucaso. Durante su discurso de toma de posesión el miércoles, el autócrata Ilham Aliev, recién reelegido para un quinto mandato con el 93% de los votos, rechazó cualquier arbitraje externo en la disputa territorial entre él y la vecina Armenia. "Creo que el proceso de normalización de las relaciones entre Azerbaiyán y Armenia debe ser retirado de la agenda internacional", dijo ante los diputados del Parlamento reunidos en Bakú.
Desde la conquista del enclave armenio de Nagorno-Karabaj el pasado mes de septiembre, Azerbaiyán y Armenia han iniciado negociaciones para alcanzar un acuerdo de paz que garantice su integridad territorial a ambas partes. En este contexto, los rusos, que están perdiendo influencia en la región, y los europeos, a través del presidente del Consejo, Charles Michel, mantienen una rivalidad secreta en torno al patrocinio del acuerdo final.
"No necesitamos un mediador en este asunto", descartó el presidente Aliev durante su discurso de toma de posesión. “Todos los que se quedan de brazos cruzados quieren involucrarse en esta historia. ¡Métete en tus asuntos!”, dijo con una sonrisa irónica, provocando un cálido aplauso de la asamblea de funcionarios electos.
En su discurso de este miércoles, el Jefe de Estado afirmó que ya no quería “dedicar mucho tiempo a este tema (la paz con Armenia), porque no merece la pena”. "Hemos resuelto nuestro problema", dijo, enumerando los nombres de las ciudades conquistadas en guerras anteriores de Nagorno-Karabaj. “¡Hoy estamos en Agdam, Fuzuli, Lachin, Jabrayil, Zangilanda, Gubadli, Kalbajar, Shusha, Hadrut, Khojaly, Agdara, Askaran, Khankendi! Esta nueva era comienza con éxito. Estoy seguro de que esto continuará con éxito”, aseguró, en una amenaza apenas disimulada hacia el territorio armenio –cuya frontera describe, a lo largo de su discurso, como “condicional”.
Desde la guerra relámpago en Nagorno-Karabaj en septiembre, que condujo a una limpieza étnica mediante el éxodo de toda una población, el Jefe de Estado azerbaiyano ha intensificado sus declaraciones beligerantes. El miércoles, Ilham Aliev se enorgulleció de haber “demostrado al mundo entero” que su país era “una gran nación”. "Decidimos nuestro propio destino, solucionamos los problemas que enfrenta el país solos, sin ayuda de nadie", afirmó, saludando una vez más la "restauración de la integridad territorial" de Azerbaiyán, con la conquista del enclave armenio. “Más de 300 ciudades y aldeas fueron liberadas, incluida la ciudad de Choucha, nuestra capital cultural, fue liberada de los invasores. Hemos restaurado la justicia histórica derramando sangre y dando mártires”, afirmó además el Jefe de Estado.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinian, por su parte, acusó el jueves a Azerbaiyán de querer una “guerra total”. Dos días antes, enfrentamientos mortales en la frontera entre estas dos ex repúblicas soviéticas dejaron cuatro soldados armenios muertos. Ambos partidos se culparon mutuamente por los tiroteos.
Ereván teme los deseos conquistadores del presidente Aliyev, que nunca ha ocultado su objetivo de anexar el corredor Zangezour, una franja de tierra que constituye la región meridional de Armenia, Syunik. "Nuestros análisis muestran que Azerbaiyán quiere lanzar acciones militares en determinadas zonas de la frontera con la perspectiva de una escalada militar", declaró Nikol Pashinian durante un consejo de ministros, definiendo la política de Bakú en estos términos: "dadme todo lo que quiero mediante negociaciones, de lo contrario, tomaré todo por medios militares”.
