Amoxicilina, corticoides y ahora flecaína: ante dificultades de suministro, una farmacia parisina fabrica ahora sus propias cápsulas de este tratamiento contra las arritmias cardíacas, un medicamento muy común pero que también falta desde hace meses. "Dedicamos nuestro tiempo a gestionar la escasez de suministros", dijo a la AFP Fabien Bruno, director de la farmacia de Delpech, situada no lejos de Notre-Dame, en el corazón de la capital.
A finales de agosto, la Agencia Nacional de Seguridad de Medicamentos (ASNM) informó que los medicamentos con flecainida de liberación sostenida estaban “escaseando a nivel mundial”. Estas dificultades aparecieron en 2022 y la fecha de vuelta a la normalidad sigue siendo incierta.
Para que los 388.000 pacientes franceses afectados sigan teniendo acceso ininterrumpido a su tratamiento, una de las soluciones consiste en confiar a las farmacias la tarea de desarrollar los llamados preparados "magistrales", es decir, preparados en farmacia, "a medida". ”, para un paciente determinado, porque no existe la dosis deseada, o en ausencia de una alternativa a este medicamento. En el caso de la flecaína, es bastante difícil sustituirla por otra molécula equivalente, de ahí el uso de preparados compuestos.
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El pasado invierno, de la misma manera, varias farmacias ayudaron a Francia fabricando sus propias cápsulas de amoxicilina, el antibiótico más recetado en el país, tras un llamado de ayuda de las autoridades sanitarias.
Esta tarde de finales de septiembre, “es un caos” en el laboratorio de la farmacia Delpech: en la gran pantalla de la pared se muestran un total de 3.000 preparaciones atrasadas. La víspera, el dueño de la farmacia recibió un bidón de 25 kilos de acetato de flecainida en polvo, el “principio activo” del fármaco, es decir, la molécula que le confiere su efecto terapéutico. La misma cantidad fue entregada el mismo día en la farmacia Rosiers de Marsella, para ser compartida también con otros subcontratistas de preparados.
“Es un poco como cuando cocinas: el azúcar no lo sintetizas tú mismo, sino que lo compras ya preparado en la industria azucarera”, explica Bruno, en París. En este caso, la materia prima fue fabricada por Orgapharm (filial del grupo de química fina Axyntis) en Pithiviers, en Loiret.
En el laboratorio de la farmacia Delpech, la preparación es artesanal, "nada complicada" en comparación con la amoxicilina, que requiere manipulación en una sala separada, dice Rachida El Hssaini, directora de producción, mientras se pone un traje protector, una charlotte y cubrezapatos.
El polvo se prueba, se pesa y se mezcla con un excipiente. Luego, la Sra. Hssaini coloca las cápsulas vacías en un cargador automático. Esparce el polvo, pisa el pedal de un vibrador que sirve para compactarlo y, con ayuda de un raspador, deja penetrar los últimos restos de polvo de sustancia. Luego la máquina corta las cápsulas: por plato, hay “para diez o cinco personas a la vez”: los frascos pequeños contienen 30 o 60 cápsulas.
“A finales de diciembre de 2022 hacíamos 1.800 preparaciones por día, hoy estamos en torno a 2.300/2.400 preparaciones”, todas las moléculas juntas, un aumento de alrededor del 25% “debido únicamente a la gestión de la escasez”. En particular, la amoxicilina y los corticoides, pero también la betahistina para tratar los mareos, "lo que nos lleva mucho tiempo", subraya Bruno, preocupado por no encontrar mano de obra para seguir el ritmo.
Según la ANSM, los laboratorios explican las tensiones actuales por “dificultades en el suministro de materias primas y de envases”. Pero para Guillaume Racle, farmacéutico y asesor económico de la Unión de Sindicatos de Farmacéuticos Comunitarios (USPO), la explicación estaría más bien en "un problema de hiperconcentración", dado que "en España todo se moldea en la misma fábrica".
Interrogado por la AFP, el jefe fundador del grupo Axyntis, David Simonnet, declaró por su parte haber "respondido sin dificultad a las peticiones de los técnicos farmacéuticos en Francia". “Tenemos capacidad para cubrir necesidades”, asegura el directivo. Pero "los clientes todavía tienen que aceptar los costes adicionales de producción en Europa", ante la competencia de otros proveedores, principalmente asiáticos.
