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Vender con pérdida de combustible: el silencio ensordecedor de los distribuidores, atrapados por Elisabeth Borne

Desde hace varios días, los distribuidores explican urbi et orbi, como con pesar, que no pueden hacer más para bajar los precios del combustible.

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Vender con pérdida de combustible: el silencio ensordecedor de los distribuidores, atrapados por Elisabeth Borne

Desde hace varios días, los distribuidores explican urbi et orbi, como con pesar, que no pueden hacer más para bajar los precios del combustible. “¡Chiche!”, les respondió el gobierno este fin de semana. Un proyecto de ley presentado a principios de octubre debería permitirles venderlo con pérdidas a partir de diciembre, durante un período de seis meses.

Todos los distribuidores están invitados este martes por la mañana a Bercy para aclarar el alcance de esta medida inesperada. “Nos enteramos de la noticia apenas unas horas antes de su publicación en Le Parisien. Nos dejó boquiabiertos”, afirma un distribuidor.

Baste decir que las marcas no muestran ningún entusiasmo ante la posibilidad que se les ofrece de perder dinero vendiendo combustible. Hasta el lunes nadie había reaccionado oficialmente al anuncio del gobierno. Extraoficialmente, uno de ellos habla de “trampa” y otro deplora “una política de garabatos, un gran disparate”. “No somos filántropos: si vendemos combustible con pérdidas, tendremos que compensarlo en otra parte y vender productos de consumo más caros”, explica este distribuidor.

¿Las marcas utilizarán este nuevo derecho? El gobierno asegura que no tiene intención de torcerles el brazo. “Se trata sólo de una nueva herramienta puesta a su disposición para bajar los precios”, subrayan en Bercy. Los repartidores han jugado muy bien el juego con la cesta antiinflación, esta vez se trata de darles la posibilidad de mantener el precio del combustible por debajo de los 2 euros el litro. Para ellos, el combustible es una pérdida importante”.

Las señales son menos positivas. “Si esta prohibición de vender con pérdidas existe desde hace tanto tiempo sin que ningún distribuidor quiera cuestionarla, es porque la necesitamos para ganarnos la vida”, explica un distribuidor. TotalEnergies, por su parte, se ha comprometido a limitar el consumo de gasolina sin plomo y diésel a 1,99 euros por litro, pero puede aprovechar sus márgenes de producción.

Un distribuidor anticipa: “Sólo hay uno que realmente jugará el juego: es Leclerc. Los demás simplemente se lucirán ofreciendo un fin de semana a precio reducido aquí o allá”. No todas las marcas estarán tan bien equipadas para afrontar esta medida extremadamente costosa. Los centros E. Leclerc deberían aspirar a seguir siendo más baratos que sus competidores distribuidores de alimentos.

La semana pasada, Michel-Édouard Leclerc se jactaba, en su blog, de vender combustible más barato que los 1,99 euros por litro prometidos por TotalEnergies. Pero otras marcas no tendrán los medios para vender su combustible de forma sostenible y con pérdidas. Si su precio se vuelve atractivo, corren el riesgo de que sus ventas de combustible se disparen... al igual que sus pérdidas.

De hecho, los distribuidores se encuentran atrapados en su propia trampa. La epidemia de Covid y la inflación alimentaria han contribuido a establecerlas como “empresas de asistencia social” encargadas de proteger a los franceses y de “ejercer una misión de servicio público”, subraya una nota escrita por Jérôme Fourquet y Raphaël Llorca y publicada el año pasado por Jean-Jaurès. Base.

En los últimos meses, las marcas han incrementado sus operaciones destinadas a proteger el poder adquisitivo de los franceses, compitiendo con promociones y otras operaciones a precio de coste. Todos, en un momento u otro de los últimos dos años, han vendido el combustible sin margen; todos ofrecen cestas antiinflacionarias, compuestas por artículos a precios ajustados, o incluso a precio de coste, en Système U. Al mismo tiempo, los distribuidores acusan a sus proveedores de impulsar el aumento de los precios para preservar sus márgenes. Pero los distribuidores también necesitan ganarse la vida, aunque prefieran no tener que recordárselo.

Vender combustible con pérdidas podría tener al menos una virtud, espera un distribuidor: contribuir a obtener una moratoria sobre la ley Descrozaille aprobada el año pasado. La pesadilla de los distribuidores, este último prevé un límite del 34% en las promociones de productos de higiene y belleza.

"Este límite afectará una vez más a los franceses más afectados, al aumentar los márgenes de los gigantes del sector", subrayó Alexandre Bompard, director general de Carrefour y presidente de la Federación del Comercio y la Distribución (FCD), en una carta enviada el 7 de septiembre a Bruno Le Maire y Olivia Grégoire, Ministro de Comercio. Teniendo en cuenta la voluntad del Gobierno de autorizar la venta de combustible con pérdidas, esta limitación de las promociones parece totalmente incoherente, subraya un distribuidor.

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