El presidente chino recibió una gran ovación el miércoles cuando dijo a los líderes empresariales estadounidenses que China estaba “lista para ser socio y amigo de Estados Unidos”. Casi 300 personas, entre ellas numerosos líderes empresariales, pagaron la modesta suma de 2.000 dólares (1.840 euros) para escuchar a Xi Jinping en una cena organizada al margen de la cumbre de la Apec (Cooperación Económica Asia-Pacífico) en el hotel Hyatt Regency de San Francisco.
Y no menos importante. Allí estuvieron Elon Musk, jefe de Tesla, Tim Cook, de Apple, y Albert Bourla, del grupo farmacéutico Pfizer, deseosos de vender más coches eléctricos, iPhones o productos farmacéuticos en la segunda economía del mundo. Estuvieron presentes los jefes de las veinte principales empresas establecidas en China, dijo un participante al Financial Times. "Deberíamos construir más puentes y caminos para las interacciones entre personas", no poner "diversos obstáculos", dijo Xi Jinping.
Pero si el secretario general del Partido Comunista Chino pretende demostrar que, a pesar de las tensiones, China sigue abierta a los negocios, muchas empresas allí presentes consideran que las autoridades les hacen la vida cada vez más difícil. Y las críticas también llegan del lado americano. En nombre de la represión de los uigures por parte de Beijing, un miembro de la Cámara de Representantes calificó el martes de “inaceptable” el hecho de que los patrones paguen para asistir a una cena con Xi Jinping.
