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Calabacines, fresas, pimientos… ¿Realmente las frutas y verduras españolas contienen más pesticidas?

"Ya no compro ningún producto que venga de España y tengo mucho cuidado con los productos franceses porque también utilizamos pesticidas", señala Karole, de 73 años, que prefiere frutas y verduras de productores locales o de su "plaza de huerta" en las Costas.

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Calabacines, fresas, pimientos… ¿Realmente las frutas y verduras españolas contienen más pesticidas?

"Ya no compro ningún producto que venga de España y tengo mucho cuidado con los productos franceses porque también utilizamos pesticidas", señala Karole, de 73 años, que prefiere frutas y verduras de productores locales o de su "plaza de huerta" en las Costas. d'Armor. Como ella, muchos franceses desconfían de los productos españoles acusados ​​de haber sido rociados con pesticidas. La causa son vídeos y fotografías que circulan habitualmente en las redes sociales, que muestran productos fitosanitarios arrojados en los campos hasta donde alcanza la vista. ¿Debemos desconfiar siempre de las producciones españolas? ¿Qué frutas y verduras corren mayor riesgo? ¿Y cuáles son las alternativas? Varios expertos revelan sus observaciones y consejos a Le Figaro.

Aunque es difícil obtener datos precisos sobre la contaminación por pesticidas, la revista Que Choisir estudió durante varios meses más de 4.000 muestras de 18 especies de frutas y verduras, producidas en Francia, Europa y el extranjero. La conclusión, publicada en el número 629 de noviembre, es clara: “La contaminación por las sustancias de mayor riesgo parece menos frecuente cuando la producción es local”. “Encontramos así entre un 25 y un 75% menos de moléculas reconocidas como potencialmente peligrosas para la salud en las alcachofas, los pepinos, los calabacines, los pimientos, las ensaladas, las peras, los plátanos, el brócoli y los tomates plantados en nuestro suelo que en los producidos localmente y en el extranjero”, especifica el investigación.

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España, que produce grandes cantidades de estos alimentos, tendría por tanto una mano más dura con los pesticidas. “Al contrario de lo que observamos al otro lado de los Pirineos, los invernaderos están adosados ​​en decenas de kilómetros cuadrados. Lo que hace que la producción sea aún más sensible a los problemas fitosanitarios”, señala a Que Choisir Jan van der Blom, jefe del departamento técnico de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de la provincia de Almería, en España. Así, el 66% de las alcachofas españolas contienen residuos de pesticidas, frente al 41% de las producidas en suelo francés. Misma observación para el 83% de los calabacines españoles, frente a sólo el 34% de los calabacines franceses. Las berenjenas españolas también se ven afectadas por estas diferencias, ya que el 75% de ellas contienen residuos de pesticidas, frente al 52% de las cultivadas en Francia. Tenga en cuenta que estas comparaciones se realizaron sobre la producción convencional, realizada entre 2019 y 2021.

Si bien Francia está un poco mejor, “los resultados no son muy halagüeños: el 25% de sus alcachofas contienen trazas de pesticidas considerados peligrosos por las agencias sanitarias europeas”, recuerda Que Choisir. Entre las moléculas, la periodista Elsa Abdoun encontró en particular el “acetamiprid”, un insecticida de la familia de los neonicotinoides. Aunque estos últimos están prohibidos en la agricultura francesa desde 2018, existen, sin embargo, exenciones, incluido el acetamiprid, autorizado en “productos fitosanitarios, biocidas y medicamentos veterinarios”. En determinadas frutas, Francia registra incluso peores resultados que sus vecinos. En 2019, tres cuartas partes de los melocotones y las cerezas estaban contaminadas por residuos potencialmente peligrosos, mientras que toda la producción francesa se vio afectada. Por el lado de los cítricos, los importados de Marruecos, Sudáfrica, Perú o Israel estaban más contaminados por residuos peligrosos para la salud que sus homólogos españoles.

Por tanto, no toda la culpa es de España, como señala Jonathan Chabert, uno de los portavoces de la Confederación Campesina: “No hay malos productores españoles y buenos agricultores franceses, la situación tiene muchos más matices”. Si existen regulaciones similares entre los dos países, “estas normas y equivalencias conducen a fortalecer la competencia entre los agricultores”. A esto se suman políticas “intranacionales” que se adaptan a cuestiones climáticas, técnicas o incluso al número de productores. Con un clima más suave, España no utiliza la misma cantidad de pesticidas en invierno que los productores franceses. "La verdadera pregunta que debemos plantearnos es ¿cómo podemos alejarnos de los pesticidas sintéticos para proteger los ingresos de los agricultores?", pregunta Jonathan Chabert, que espera "construir soluciones a nivel nacional, europeo y mundial".

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Si por el momento no es posible una respuesta clara, son sobre todo los consumidores los que se encuentran atrapados. Sin embargo, se pueden aplicar algunos consejos para minimizar los riesgos para la salud de los pesticidas. Coralie Costi, dietista nutricionista, recomienda, por ejemplo, comprar frutas y verduras biológicas consideradas las más contaminadas, como fresas, espinacas, melocotones, nectarinas, pomelos, cerezas, tallos de apio, peras, uvas, manzanas, pimientos y chiles pequeños. pimientos, ensalada, naranjas, frambuesas, zanahorias, tomates, berenjenas e incluso patatas. "También hay que tener cuidado con los cereales integrales y las legumbres, porque los pesticidas se alojan directamente en su corteza", explica Coralie Costi. Por el contrario, existen especies de menor riesgo como los espárragos, brócoli, kiwis, cebollas, boniatos, col blanca, plátanos, setas, calabaza, pepino, sandía o nabos.

“Recomiendo a mis clientes consumir la mayor cantidad posible de alimentos ecológicos, locales y sobre todo de temporada”, insiste la dietista nutricionista. Si bien sabe que los productos ecológicos son más caros en los lineales, aconseja recurrir a “frutas y verduras locales, producidas en un radio de 100 a 250 kilómetros, que generalmente son más baratas”. Las frutas y verduras importadas y fuera de temporada también son menos interesantes desde el punto de vista nutricional porque “no se recogen cuando están maduras” para que no se pudran durante el transporte. Comer estacionalmente también permite obtener productos más ricos “en nutrientes, oxidantes, vitaminas y minerales”. "Cuando son orgánicos y de temporada, los alimentos son un 35% más ricos en oxidantes", señala Coralie Costi.

Se deben adoptar buenas acciones a diario como limpiar las frutas y verduras, pelarlas y limpiarlas por segunda vez. “Lo ideal es utilizar un cepillo para verduras y un poco de vinagre blanco en agua”, afirma el especialista. Una vez limpios, puedes guardar tus alimentos en el congelador para utilizarlos unos meses más tarde. “Por ejemplo, será el final de la temporada del ajo, que es excelente para el sistema inmunológico. Así que no dudes en abastecerte”, dice Coralie Costi. Si todavía dudas a la hora de comprar tomates en invierno, es mejor recurrir a productos de temporada: coles, remolachas, apio, calabazas, zanahorias, espinacas, clementinas, caquis, peras, puerros, lechugas o tupinambos. Algo para deleitar tu paladar pero también mejorar tu salud.

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